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| Fotos: ElGrafico |
Tan claro
como comenta los partidos en la actualidad, Diego Latorre le cuenta a EL
GRÁFICO como fueron los comienzos de su carrera, una mala experiencia en Ferro
y un amistoso contra la octava de Boca fueron fundamentales.
(ElGrafico) Uno es muy pibe, resulta que un día llega la primera de Boca,
la gente y que sé yo, y entonces piensa que ya tocó el cielo con las manos, que
ya sabe todo... A mí me pasó eso, me tuve que dar un golpe bárbaro para darme
cuenta que la realidad no es así". Diego Fernando Latorre respondió con
contundencia y sin buscarlo, a lo que el Pato Pastoriza había insinuado unos
minutos antes nomás, cuando vio el despliegue de flashes y comentó al pasar: No
me lo agranden al pibe, ¿eh?".
El pibe no se va a agrandar, porque ya conoce cómo es la
historia.
Es porteño y no muy alto. Nació por La Paternal el 4 de
agosto del '69 y completa la presentación diciendo que mide 1,70 metros y pesa
67 kilos. Hijo de Edgardo, distribuidor mayorista de productos alimenticios, y
Mirla; hermano de Hernán, dieciséis años, proyecto de futbolista también...
"Empecé
en Ferro, con los infantiles, estuve hasta la prenovena. En el '81 quedé libre,
bah, me fui yo por algunos problemitas con el técnico, Atilio Timti. No me
sentía cómodo ahí... Preferí dejar." Dejó el fútbol oficial,
pero siguió dándole a la redonda por ahí, donde pudiera.
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| En un Superclásico defendiendo la camiseta de Boca, quien lo marca es nada más y nada menos que Daniel Passarella. |
Marito
Zanabria lo descubrió en un country, jugando un partido justamente
contra una octava división de Boca, la de clase '68. Lo de siempre: hizo un
gol, jugó bien, le gustó a González y Grillo, los técnicos, y le ofrecieron una
prueba. Aceptó, por supuesto, y por allí se encontró con otro pibe que quería
recorrer el mismo camino que él: Walter Pico. "Parece mentira. Con él nos conocemos desde que teníamos siete
años. Walter jugaba al papi en un equipo de Haedo, El Trébol, y yo en uno que
se llamaba Añasco. Después, él en Morón y yo en Ferro... Ahora las divisiones
inferiores de Boca y la primera, no lo podemos creer."
Se apura a hablar de la primera, pero todavía tiene cosas por
contar de antes, cuando estuvo Menotti, por ejemplo. "Con él llegó Angel Cappa, un fenómeno, un tipo impresionante del
que aprendí un montón de cosas. Armó el Sub-18 y el Sub-21, dos equipos
paralelos. Yo tenía 17 años y me puso con los más grandes, me tenía una
confianza bárbara... Pero un domingo me avisaron que entrenaba con la primera y
el lunes se fue César. Me quise morir, tenía que empezar otra vez".
Pero ya se había hecho notar, no lo habían olvidado. "Carapella me recomendó a Saporiti,
seguí entrenando con los profesionales... Pero estaban bien definidos todos los
titulares, jugaba Tapia, jugaba el Coyita. Recién debuté con el Toto, a los 18,
contra Platense. Me acuerdo bien, fue el 18 de octubre de 1987, perdimos tres a
uno y yo hice el único gol...". Enseguida lo llamó Pachamé para la
Selección Juvenil, enseguida fue el pibe Latorre que promete, enseguida fue el
sueño cumplido...
Y DE GOLPE SE VINO
TODO ABAJO…
Sí, es lo que pasa, ¿no? Ya pené que tenía todo... Después me
lesioné un tobillo, no podía entrenar bien en Boca, perdí la oportunidad de
estar con los profesionales. No me recuperé bien de la lesión, no andaba bien
como ahora y también quedé afuera del Juvenil que jugó el sudamericano... Ese
sí que fue un golpe duro, me mató, me destruyó anímicamente. Me sacó el doctor
Zarotto, que es deportólogo y especialista en medicina psicosomática. Es tío de
mi mamá, pero más que nada un gran amigo mío, un consejero, él me sacó.
APRENDISTE MUCHAS COSAS DE GOLPE.
Sí, que también me sirvieron para mi estilo, para mi forma de
jugar. Yo era pachorriento, no lento, pero... Los pibes de Boca, como Del
Castillo, que está en la tercera, como Angel Savio, un jugador típico boquense,
me convencieron. Me di cuenta que para llegar hay que agregarle cosas a la
habilidad: esfuerzo, dedicación, preparación física...
¿EL PROYECTO DE JUGADOR QUE VEMOS AHORA ES EL RESULTADO DE
TODOS ESOS CAMBIOS?
Sí, claro, a las condiciones que sé que naturalmente tengo,
le agregué otras cosas... No soy un goleador, goleador, aunque lo haya sido en
la octava. Puedo jugar de diez o de nueve, pero lo que más me gusta es arrancar
de atrás, con panorama, con espacio... Sé que Pastoriza nos tiene confianza,
que nos tiene en cuenta. Eso es importante para un tipo de 18 años que juega en
la primera de Boca. En la cancha es atrevido; afuera comunicativo, como
cualquiera.
En la cancha es atorrante, encarador: afuera, un pibe común,
que estudió hasta quinto año, ahora lucha con el segundo de Ciencias Económicas
y piensa en periodismo para el que viene, en el Círculo de la Prensa. Algunos
memoriosos ven pinceladas de Rojitas en los arranques, en la habilidad. No
quiere comparaciones, responde con goles, hizo cinco en sus primeros cinco
partidos...
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| Diego Latorre y su esposa Yanina Latorre - Foto: Internet/Medios |
¿CÓMO ES ESO DE QUE TE DESCUBRIERON EN UN COUNTRY?
No, no interesa mucho... Es una casa de fin de semana de mis
viejos, que pudimos conseguir en una buena época económica... Pero no me
interesa que se sepa, para que nadie se confunda. Nunca falta el que piensa que
porque tengo una casa en un country no tengo hambre de gloria, de ganar, de
defender una camiseta con todo...
Tiene 18 años, apareció en Boca para devolverle la sonrisa,
para iluminarlo, y no se marea con lo que vive ni con lo que puede vivir.
Escuchó por ahí que estaba vendido a Italia para el año próximo en dos millones
y medio de dólares... cuando todavía se está presentando en Buenos Aires. Y
bueno, cosas de este fútbol nuestro que da para todo.
Da para que un pibe tenga la oportunidad de llegar, de
marearse y de caerse. Da para que ese mismo pibe tenga revancha, escuche bien
de cerca los consejos de Gatti y de Comas, y trate de consolidarse nada menos
que en la primera de Boca. El fútbol da para todo, y el pibe Latorre lo sabe.
Por DANIEL ARCUCCI
Fotos: GERARDO HOROVITZ y ARCHIVO "EL GRÁFICO"




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