El alto número de partidos políticos inscritos, y en condiciones de poder presentar candidaturas a la más alta magistratura del Estado, así como al Parlamento, nos motiva a la reflexión sobre lo que pueda suceder en las próximas elecciones generales, donde es evidente que, para comenzar, ninguna agrupación política conseguiría que su candidato a la Presidencia de la Republica logre ganar en primera vuelta, obligando a que las dos candidaturas que alcancen las dos más altas mayorías relativas vayan a una segunda elección.
Hasta aquí, es lo
que se deriva de la normativa electoral que desde la Constitución y la
correspondiente Ley Orgánica de Elecciones se tiene regulado, para permitir la
renovación del Poder Ejecutivo y del Congreso cada cinco años. Pero, en estos
momentos lo que está siendo más importante son las conversaciones que de seguro
se están produciendo entre los lideres de las organizaciones políticas para
lograr construir las alianzas que den lugar a evitar una excesiva dispersión en
la votación electoral.
Para ello, el
tema de debate y discusión se percibe, gira en torno a como se conformará la
candidatura de la plancha presidencial, así como los criterios que se tomaran
en cuenta para la estructuración de la lista de candidatos a la Cámara de
Diputados y Senado. Y, la pregunta que nos debemos hacer es ¿Cuáles son las
propuestas que ofrecen los partidos políticos para enfrentar los numerosos
problemas que afectan al pueblo peruano? A este respecto, por lo que se
percibe, no existen alternativas de solución que, como compromisos, se planteen
en forma seria y responsable.
Esto es tan
cierto que, a través de los medios de comunicación, nos enteramos que unas
pocas agrupaciones políticas recién están instalando su “comisión de plan de
gobierno”, ello evidencia que, en estos momentos no tienen nada que ofrecer
a la ciudadanía, en consecuencia, no saliendo de la costumbre de tener partidos
políticos que, según la Ciencia Política, son los llamados “partidos
electorales” o “de adhesión”, es decir, se constituyen con la única
finalidad de procurarse el acceso a los mecanismos que controlan y manejan el
poder político y, para conseguirlo trabajan orientados a capturar votos que les
permita que sus candidatos sean elegidos y nada más.
Esta práctica
política y electoral de las agrupaciones partidarias nos viene acompañando
desde hace ya un prolongado tiempo, dando lugar a la proliferación tan elevada
de partidos políticos cuya existencia o creación es el resultado de “usar”
la imagen de una persona que, por tener relevancia o presencia en los medios de
comunicación, termina por liderar, o caudillistamente, promover la creación de
un nuevo partido político, el cual no va a funcionar como una institución
sólida y con una verdadera estructura partidaria, por cuanto todas las
decisiones que se tomen en lo interno van a girar en torno a la persona que
incentivo su reacción.
Lo que el Perú
necesita, son partidos políticos bien estructurados y que, independientemente
de la cantidad de representantes que tengan en el aparato estatal, funcionen de
una manera tal que sus diversos estamentos internos se encuentren
permanentemente analizando la realidad nacional, en toda su variedad temática,
en procura de, igualmente, en forma constante plantear alternativas de solución
a los problemas existentes.
O, lo que es lo
mismo, las agrupaciones partidarias deben tener presencia no únicamente en
temas electorales, sino en el diario vivir de la nación.
Esa debe ser la
característica de la existencia de los partidos políticos, permitiendo con ello
que la población tenga un concepto totalmente distinto del que hoy día tiene,
con un nivel de legitimidad que se encuentra por los suelos.
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