A
mi sinceramente me da inquietud su sepulcral silencio, la escasa claridad de
las versiones. Deseo pensar que el tema es complejo, un asunto de técnicos y abogados.
Pero en medio de todo hay algo que no me queda claro, cierto trato a Paolo que confunde
la admiración al ídolo con su infantilizacion, apañándolo de antemano como a un
niño.
No se puede aferrar a una ceguera absoluta a
lo que se aferra la afición.”Porque yo
creo en ti”, pasa de la expresión de confianza deportiva a ser un
manifiesto cerrado, dogmatico, desde un oficio cuya mayor responsabilidad es
decir la verdad, no poner las manos al fuego por nadie.
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El problema estalla y es la madre de Guerrero
quien sale a dar la cara, a guapear a la FIFA, hablando en nombre de un jugador
de 33 años.”Paolo es un hombre ejemplar
porque yo lo he formado así”, dijo. Y añadió que se trataba de “una calumnia”. Todos los medios
publicaron esto como una “versión”
de los hechos. Apareció el padre y dijo más o menos lo mismo. La conducta intachable.
Qué indignación. Qué absurdo. Nos quieren dañar. Me preocupa un poco esta idea
del jugador niño; me hace pensar que aun no hay un líder maduro en el equipo.
Pues cuando ocurren cosas como la de la semana que pasó, que el hecho de que
las mamas declaren por los jugadores no es un buen camino para que surjan liderazgos.
Tratar
a los futbolistas como niños no conduce al fortalecimiento de su voz. Tenemos
por ejemplo a Claudio Pizarro que ejerció un liderazgo real que al final fue
toxico, por las atribuciones excesivas, que ejerció poder del malo y se gano la antipatía pública.
Pero cuando vi a la madre de Guerrero aclarando, meses atrás, que fue él quien
corto con la Alondra, y no esa mujer, pienso que hay una interferencia normalizada,
fuera de lugar; no es de extrañar que en un tema tan delicado como el de un
dopaje positivo la primera línea de defensa articulada la asuma su madre. Igual
que cuando somos niños.
¿Porqué digo esto?
Porque pienso que los liderazgos de hombres maduros (y esto no tiene que ver necesariamente con la edad) se volverán importantísimos para la selección peruana en los próximos meses.
Porque pienso que los liderazgos de hombres maduros (y esto no tiene que ver necesariamente con la edad) se volverán importantísimos para la selección peruana en los próximos meses.
Lo
que demuestra el caso Paolo es que para el hincha ese amor se convierte
fácilmente en un amor de madre: dado el caso, se les perdonara todo a estos niños mimados.
Hay
un ejemplo cercano que deberíamos, sino temer, al menos observar. Una selección
brillante como la Chilena se perdió en la derrota y la antipatía por desequilibrios,
arrogancias, endiosamientos sin guía.
Lo de esta semana me ha hecho temer como
reaccionara la prensa. Es algo que solo podrá contrarrestarse con líderes que,
además de ser buenos jugadores que irradian respeto en el terreno de juego, se
desenvuelvan como adultos.
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