El escondimiento,
la paternidad y la atención a los últimos: estas son las tres dimensiones de la
existencia de San José importantes para la vida religiosa y el servicio a la iglesia,
sobre las que el Papa Francisco se detuvo en su audiencia con los participantes
en el XVIII capitulo general de la Congregación de los Oblatos de San José
,los Josefinos de Asti de San José Marello,recibidos en audiencia en la sala
Clementina del Palacio Apostólico .Antes de desarrollar su función, el Pontífice
recordó sus “orígenes de Asti” reconociendo que él y los religiosos
tienen “raíces comunes en aquella tierra del Piamonte “donde nació San José
Marello “tierra hermosa, aquella de buen vino”, añadió.
Enraizar la
vida en Cristo
Sin él no estamos
en pie, ninguno de nosotros, cada uno tenemos nuestras fragilidades y sin el
señor que nos sostenga no estaríamos en pie. Por eso, los animo a cultivar
siempre una intensa vida de oración (…) a través de la participación en los sacramentos,
la escucha y meditación de la Palabra de Dios, la Adoración Eucarística, tanto
personal como comunitaria.
Ayudar a los
jóvenes a encontrarse con Dios
Estar con Cristo,
escucharle, hablarle, compartir “con el la vida de cada día” da fruto en el apostolado,
continuó Francisco, especialmente en el que se realiza al lado de los jóvenes para
que encuentren a Dios.
Los jóvenes no
nos necesitan a nosotros: ¡necesitan a Dios! Y cuanto más vivimos en su presencia,
más capaces somos de ayudarle a encontrarlo, sin protagonismos inútiles y
teniendo en el corazón solo su salvación y su plena felicidad. Nuestros
jóvenes-pero en verdad un poco todos nosotros-viven y vivimos en un mundo hecho
de exterioridad, donde lo que cuentan es aparentar, obtener aprobación,
tener experiencias siempre nuevas. Pero una vida vivida toda “exteriormente”
deja vació el interior.
La invitación del
Papa a los oblatos de San José fue, pues, a hacer de sus comunidades y casas
religiosas “lugares en donde se pueda sentir y compartir el calor de la
familiaridad con Dios y entre hermanos”.
AL LADO DE LAS
NUEVAS GENERACIONES
En cuanto a la paternidad.
Francisco destaco la preocupación de San José Marello por los jóvenes, de los
que lamento que estuvieran “demasiado abandonados y descuidados” y “dejados
a merced” de ellos mismos, y considero “injusta y estéril la actitud de quienes
entonces esta juventud, abandonada y desorientada” se limitaba a criticarlos.
Él supo captar “el gran potencial de bien” que en los jóvenes puede “florecer
y fructificar, si es sostenido y acompañado por guías sabios, pacientes y generosos”,
señaló el Papa, que exhortó a los josefinos de Asti a estar “atentos al bien
integral de los jóvenes, concretamente presentes junto a ellos y sus familias,
expertos en el arte mayéutico de los buenos formadores, sabiamente respetuosos
de los tiempos y posibilidades, “de cada uno”. Culmina Francisco
diciéndoles:
“El hombre que
se deja cambiar la vida”, le llamo el Papa, invitándolos a reflexionar
también sobre su valentía.
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