Foto: Andina |
Quienes peinamos canas tenemos la suerte de haber visto
clasificar a Perú a cuatro mundiales de fútbol: al de México 70, con Challe,
Mifflin y Cubillas, y el gran ‘Perico’ León; a Argentina 78, con la mejor
volante de la historia, integrada por José Velásquez, César Cueto, Teófilo
Cubillas y Hugo Sotil; a España 82, con Cueto, Julio César Uribe y Gerónimo
Barbadillo como abanderados; y –36 años después– a Rusia 2018, con Paolo
Guerrero como el conductor de la Blanquirroja.
El viejo Tim se hizo cargo del equipo apenas dos meses y
medio antes del debut –en medio de un caos dirigencial– y con sapiencia
imprimió el toque del sabor en los jugadores, y le ganó a técnicos de renombre
como Bilardo, DT de Colombia, y Máspoli, estratega de Uruguay.
El de 1981 era otro fútbol. Un poco más lento, comparado con
el actual, sí, pero nuestros jugadores apilaban rivales con sus paredes. Las
pinceladas de Cueto, Uribe o Barbadillo viven intactas en la memoria.
Los cracks de Perú que clasificaron en aquella oportunidad
no se distinguían por el color ni la marca de sus chimpunes.
Ellos usaban los clásicos botines negros. Era la época en que
la etapa clasificatoria en Sudamérica se jugaba con tres grupos, los partidos
ganados valían dos puntos y no tres, lo cual hacía que la competencia fuese más
reñida, y los defensas podían entregar la pelota con los pies a su arquero y
este tomarla con las manos sin que el árbitro pitase falta.
Gran campaña
Guillermo la Rosa anotó el primer gol de Perú en estas
eliminatorias y nos dio el empate a un gol ante Colombia de visita. Luego, en
Lima, la bicolor se mostraría muy superior y vencería a los cafeteros por 2-0,
con tantos de Barbadillo y Uribe. El defensa colombiano ‘Pacho’ Maturana diría
al final del partido: “Da gusto perder así, ante el ballet de Perú”.
A Uruguay le ganamos 2-1 en el Centenario de Montevideo. En
aquella ocasión anotaron La Rosa y Uribe. Sellamos la clasificación a España 82
en el último partido con un empate a cero goles con los charrúas.
El choque fue tenso y hubo superioridad de la Blanquirroja
que no se concretó en las redes. Al final, un mar de gente entró en la cancha
del Nacional para abrazarse con los jugadores. Héctor Chumpitaz fue levantado y
paseado en hombros. Fue su último partido con la selección.
Publicar un comentario