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| Docente de oficio, pero agricultor de corazón. Su misión es reforestar su terreno ubicado a 2800 ms.n.m. |
Santos Córdova López es un
profesor que estratégicamente le está haciendo frente a la escasez de agua en
la localidad de Santo Domingo en Piura.
(Caretas) La deforestación no solo amenaza a los bosques amazónicos.Se
visitó una zona del departamento de Piura donde los ecosistemas vegetales
también vienen perdiendo terreno. Aunque parezca mentira, esto también es una
amenaza para el agua.
Algunos prefieren ignorar esta problemática que se da a lo
largo de toda la costa peruana, pero otros han tomado conciencia de que se debe
aprovechar lo que se conoce como la “infraestructura natural” para dar solución
a la escasez del recurso hídrico.
Santos Córdova López, de 62 años, es profesor de educación
secundaria en un colegio de Santo Domingo, en la provincia de Morropón y
agricultor “en mis ratos libres”.
Él, es una de esas personas que están haciendo frente a la falta de agua que
afecta Piura.
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| La mayor parte de la parcela está cultivada con café. |
“Hace 30
años, cuando recibí este terreno como herencia de mi padre no había ni un
árbol”, recuerda Córdova. Hoy puede contemplar las dos hectáreas que
tiene en Santo Domingo, a 2800 ms.n.m. y tres horas de la ciudad de Piura. A
penas llegó aquí, años atrás, organizó a la familia entera para comenzar a
sembrar árboles y algunos cultivos como café, plátano, ají y limón, entre
otros.
Además de poder disfrutar de los frutos de su parcela, Santos
Córdova está logrando su principal objetivo que es “cuidar el medio ambiente”.
Para ello, su misión ha sido reforestar el área y así intentar hacer frente a
las sequías que afectan gravemente la zona. Estratégicamente lo que ha hecho es
crear un gran bosque, plantando distintas especies forestales: taras, cedros
rosados, alcanfores y cipreses.
“He
sembrado todas estas especies para cuidar el agua”, dice
Santos quien además explica que “las
plantas captan el recurso hídrico, y por ende conservan el ambiente para que
los riachuelos continúen”.
El profesor, ahora agricultor, cuenta que al inicio “no sabía nada de forestales” pero que todo
lo aprendió leyendo por internet y con la ayuda de algunos biólogos e
ingenieros “que tiempo atrás me vinieron a visitar”.
De acuerdo al último estudio de bosques del Gobierno Regional
de Piura, esta región pierde anualmente 17.587 hectáreas de bosques. Las
principales causas de la deforestación son el cambio de uso de la tierra, la
agricultura migratoria y la tala ilegal.
En zonas altoandinas de este departamento, al norte del
país, esto se traduce en la pérdida de oportunidad para la captación de
un recurso fundamental: el agua. Elemento de vital importancia sobre todo para
esta zona del país donde se encuentra el Sechura, el desierto más grande de la
costa del Perú.
De acuerdo a la ingeniera piurana Cristina Portocarrero,
integrante del Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina
(Condesan), en el bosque montano tropical de Piura –donde se encuentra la
parcela de Córdova– se debe cuidar “la cobertura vegetal del estado de
degradación dado que los problemas de erosión ocasionan altos riesgos en lo que
es la calidad del agua”.
Portocarrero, quien además presidió el Consejo de Recursos
Hídricos de Cuenca Chira Piura cuenta que en su región “ha habido años en los
que en el mes de octubre los problemas de escasez por inadecuada gestión eran
críticos”.
Esta situación contrasta cuando empieza el mes de enero y
llegan las intensas lluvias que en ocasiones han generado inundaciones. “De marzo a abril los reservorios no pueden
contener la cantidad de agua y tienen que liberarla y conducirla al mar. Es
prácticamente botar el agua”, comenta indignada.
Por su parte la colombiana Marta Echevarría, desarrolladora
de proyectos de la organización EcoDecisión, sostiene que en las últimas
décadas, en las zonas alto andinas de Piura, se ha perdido vegetación. “Debía haber
bosques pero se han abierto áreas para la ganadería, lo que ha cambiado la
cobertura que tiene el suelo”. También, observó que la gente no “planta árboles
en los predios de sus parcelas a diferencia de Don Santos que sí ha hecho unas
franjas vivas. Eso permite más humedad de la lluvia o del aire”.
Echevarría, que es especialista en mecanismos de protección
de las cuencas hidrográficas, explicó además la relación entre cobertura
vegetal y agua: “Al venir la
precipitación, una gota de agua se va interrumpiendo con la vegetación,
entonces pierde velocidad y la humedad se va dispersando”. La
especialista asegura que en este proceso, si multiplicamos por miles de gotas
obtenemos un “suelo más húmedo que va generando esas corrientes de agua, las
cuales contribuyen al río principal” y beneficia a miles de pobladores.
Una de estas especies de plantas que Córdova tiene y
contribuyen a este fenómeno son las achupallas, las
cuales sobreviven incluso a la escasez de agua. En sus hojas captan la
humedad del ambiente y gota a gota contribuyen a La Gallega, una de las
subcuencas más importante que va al río Piura.
Santos confiesa estar feliz de que lo que él ha sembrado
contribuye a mitigar los problemas por la falta de agua y es un ejemplo que
además “sensibiliza a otros campesinos”. Para él su proyecto no queda
aquí porque sueña con implementar un sistema de riego tecnificado, ya que “cada
día no hay agua y hay que pensar en el futuro”.
Este sabio profesor, que pronto dejará las aulas, ya demostró
que “la jubilación para los campesinos
está en los árboles”.




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