La Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP22), que se desarrollo en
Marruecos, inició su segunda y última semana. La llamada cumbre de la
implementación del Acuerdo de París, convenio firmado en
diciembre pasado durante la COP21 y suscrito en abril último en Nueva York,
tiene como uno de sus retos influir en los países participantes para que se
comprometan a favor de una economía de bajo carbono, así como aumentar la
ambición que los países han presentado en sus contribuciones nacionales para
reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Los más optimistas
esperan que se avance en la cuestión del financiamiento climático, sobre todo
en cuanto a combinar proyectos financiables con fondos climáticos y movilizar
la financiación del sector privado.
El Acuerdo
de París contra el cambio climático, alcanzado en la cumbre de 2015,
compromete a las partes a buscar una economía con bajas emisiones de carbono y
resiliente a la variabilidad climática. Pero la gran duda es cómo lograrlo.
Desde la COP21 hasta lo que va de la presente convención, más de 90 países
han pasado de las contribuciones nacionales
previstas (INDC) a las contribuciones nacionales determinadas (CND).
Aparentemente estaríamos ante un compromiso por abordar el cambio climático.
No obstante que en las
recientes COP se ha hablado con mayor énfasis de tener un crecimiento económico
y desarrollo protegiendo los recursos naturales, aún hay dudas. De hecho, hay
inversionistas que se preguntan si no es demasiado arriesgado financiar
proyectos sostenibles. No consideran que invertir en energías fósiles es más
riesgoso.
¿El
reciente triunfo de Donald Trump en Estados Unidos irá contra la corriente
verde en tanto él ha declarado que no cree en el cambio climático? ¿O acaso se
dará cuenta de que invertir en la lucha contra el cambio climático también es
rentable?
Con mucha más difusión,
desde la COP20, que se llevó a cabo en Lima en diciembre de 2014, diversas
investigaciones científicas han alertado sobre los efectos del cambio climático
y la urgencia de enfrentarlos. Un reciente informe de la London School of
Economics y del Centro Granthan de Investigación del Cambio Climático del Reino
Unido, publicado en la revista NatureClimateChange, advirtió que el cambio
climático podría afectar a la economía mundial: US$24,2 billones en activos
financieros globales.
¿Qué debe ocurrir para que esta advertencia tenga
resonancia? No bastan las convenciones climáticas ni los estudios científicos, tampoco
documentales como Before the flood, el reciente lanzamiento de Leonardo
DiCaprio. La organización AssetOwnersDisclosure Project, que evalúa anualmente
el compromiso ambiental de los 500 inversionistas mundiales de mayor tamaño,
acaba de informar que el 50% de ellos no toma en cuenta el cambio climático.
Mucho menos piensan que sus activos puedan correr peligro.
La adaptación es un proceso que requiere de mucho compromiso por parte de
una gran variedad de participantes, colaborando a múltiples niveles. La
integración o transversalidad de la adaptación al cambio climático en los
proyectos/programas de reducción de la pobreza aumenta la sostenibilidad de los
impactos especialmente en las áreas altamente sensibles, tales como el agua, la
agricultura y la salud.
Negocio verde
A lo largo del año ha
habido muchos eventos que han debatido sobre los efectos del calentamiento
global. Europa es la región de avanzada en este aspecto, y tanto gobernantes
como inversionistas consideran que el sector empresarial debe cumplir un papel
más proactivo, en especial en temas de adaptación y resiliencia en las
comunidades donde operan.
La adaptación al cambio
climático debe ser un modelo de negocio, dicen los expertos. De hecho,
actualmente en Marrakesh se señala que el cambio climático abre nuevas opciones
a las empresas. En paralelo, se investiga sobre los beneficios de una economía
baja en carbono. Hay quienes consideran que los mercados de carbono,
habilitados por un precio del carbono robusto, pueden impulsar la innovación en
soluciones de bajas emisiones de carbono y las inversiones en eficiencia
energética y energías limpias.
Los mecanismos de
financiación constituyen uno de los retos mayores de la COP22, pues se espera
trazar una hoja de ruta de US$100.000 millones prometidos por los gobiernos
hacia 2020. Aunque estos fondos serán insuficientes. Luego de esta COP
será necesario definir cómo los países van a lograr el escalamiento de
recursos de financiamiento para alcanzar este monto.
Finalmente,
¿Cómo garantizar un balance para el
financiamiento entre mitigación y adaptación?
Actualmente el 70% del financiamiento que se
distribuye es para mitigación y solo 25% es para adaptación. La COP22
finalizará sin desarrollar ni definir más lineamientos en torno a la
adaptación, pero sí dejará abierta la puerta para nuevas iniciativas y más
debate sobre el tema. Es imprescindible comprender la importancia
Adaptarse implica modificar el comportamiento, los medios de vida, la
infraestructura, las leyes, políticas e instituciones en respuesta a los
eventos climáticos experimentados o esperados.
En Perú es incipiente el modelo verde. De hecho el gobierno
anterior, con la iniciativa del Ministerio del Ambiente, estimuló a gobiernos
locales y empresarios a pensar en el desarrollo sostenible.
El nuestro es un país
altamente vulnerable a los efectos adversos del cambio climático. Por ello, la
adaptación al cambio climático es un asunto prioritario de cara a su desarrollo
socioeconómico.
Las pérdidas estimadas como consecuencia de los impactos causados por el
cambio climático superan largamente a las inversiones requeridas para
prevenirlos y reducir sus riesgos. Las proyecciones del cambio climático en el
Perú muestran que hacia el 2030 habría un aumento de 1°C en la temperatura y
10% de mayor variabilidad en las precipitaciones.
De acuerdo con
información del Ministerio del Ambiente, la reducción máxima proyectada en la
tasa de crecimiento del país sería de 0,67%, y la caída promedio sería de
0,34%. El PBI tendría una pérdida máxima de 6,8% y una pérdida promedio de
2,6%. Al 2050 habría un aumento de 2°C en la temperatura y 20% de mayor
variabilidad en las precipitaciones, con los siguientes impactos sobre la tasa
de crecimiento: reducción máxima de 1,33 %, caída promedio de 0,65%. Impactos
sobre el nivel del PBI: pérdida máxima de 23,4% y una caída promedio de 8,6 %.
El gobierno de Pedro Pablo Kuzcynski también
considera medidas en favor del medio ambiente, esperemos que las próximas medidas económicas
se alejen de lo que sería un nuevo 'paquetazo ambiental'.
Fuente: LaMula
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