En el Langoy nos interesamos normalmente en cultura pop, pero lo que ha pasado en
Ventarrón es una muestra de como la desidia del estado y la codicia de la
empresa privada pueden atentar contra nuestra historia. Este texto ha sido
escrito por Sergio Saez, Arqueologo y miembro de la comunidad de El
Langoy.
(Utero) El domingo 12 de noviembre terminamos el día con una noticia terrible:
el incendio del sitio arqueológico de Ventarrón. Los daños son irreparables y
la culpa de esto es, en gran parte, del mismo Ministerio de Cultura con sus
políticas de desprotección de nuestro patrimonio. Pero antes de hablar de eso,
quisiera mostrarles lo que fue Ventarrón.
Los trabajos en Ventarrón
Ventarrón es un sitio ubicado en el valle de Lambayeque al pie
de un cerro del mismo nombre. Fue construido y
utilizado durante el Periodo Formativo Inicial (3000 – 1500 ane) y
contemporáneo con las fases medias del conocido sitio de Caral. Las investigaciones de Ignacio Alva permitieron
registrar la presencia de los murales más antiguos de
América, con motivos de ciervos y bandas rojiblancas. Además, se
registraron varios elementos arquitectónicos únicos para su época como los
contrafuertes y muros formando “chakanas”. Estos elementos, sumados a la
monumentalidad del sitio, permitieron postular a Ventarrón como cuna de la
civilización de la costa norte, y una de las cunas de la civilización andina
junto a Caral en el norte chico y el sitio de Montegrande en Bagua.
Pero quizás lo más importante del trabajo en Ventarrón no fueron
los descubrimientos, sino el trabajo de gestión
con las poblaciones cercanas. Las visitas, la sensibilización turística, la
difusión de los descubrimientos, los talleres, las capacitaciones, la
generación de proyectos que mejoren las condiciones de la obra de vida de las
personas como la instalación del alcantarillado y la construcción de un local
comunal. Todo este arduo trabajo, que es muchas veces ignorado por los
arqueólogos, se realizó por años en Ventarrón. Y permitieron que se fortalezca
la identidad y se genere una cultura de respeto al patrimonio.
Lo que se ha perdido
La
triste realidad de la situación de nuestro patrimonio
El incendio de Ventarrón fue rápidamente difundido y llegó a
varios medios de prensa internacionales. Ignacio Alva, quien fue separado del
proyecto el 2015, empezó una gran campaña de difusión colgando las fotos del
sitio destruido y denunciando el poco interés que hubo por parte del Estado
para proteger Ventarrón. Estas denuncias no son recientes. Alva ha venido
señalando el abandono del sitio desde hace varios años. En abril del 2015
declaraba que: “Desde
febrero no se limpia este mural, no lo podemos hacer nosotros porque es un
mural muy especial, que requiere de un conservador, estamos esperando la
liquidez de la primera fase del proyecto, para poder retomar los trabajos y
empezar a construir el museo de sitio, pero todo pasa por el presupuesto”, y
más recientemente, en noviembre del 2016, ya advertía la falta de
mantenimiento: “Se terminan estas infraestructuras, pero realmente el
proyecto no tiene ningún mantenimiento, o sea, cuando no se está operando el
proyecto está abandonado, caen cenizas, bolsas plásticas y se supone que el
boletero tiene que hacer la labor de conservador”
Respecto al causal del incendio, La
República señaló que se originó cuando un grupo de trabajadores de Pomalca
quemaron caña de azúcar en un terreno colindante y que no pudieron controlar.
Al día siguiente, el ministro Salvador del Solar se hizo presente y declaró
que “Se va a necesitar un trabajo muy cuidadoso y largo para
limpiar las cenizas y los restos de humo que han afectado los murales que
muchos consideran podrían ser los más antiguos de América, pero parece que el
grado de recuperación es alto, lo mismo que de las estructuras, como los techos
que han caído”. Además, señaló que Pomalca aceptó su
responsabilidad. Sin embargo, ese mismo día representantes de la empresa salieron a
desmentir estas declaraciones señalando que la pericia que realizaron “… acredita que no tenemos ninguna responsabilidad. Es un
imposible material que de la quema de caña de azúcar se haya generado este
incendio, negamos de manera categórica esto”.
Y este no es el único error del ministro. En las declaraciones
del día lunes también señaló que se van a sancionar a los responsables. Y esto no
es posible, debido a las disposiciones del D.S. 007-2017-MC, promulgado en
octubre de este año. En este decreto se elimina la
presunción como patrimonio cultural de los sitios arqueológicos no declarados.
Esto es terrible, puesto que al eliminar la presunción los sitios no tienen
ninguna protección legal, hasta que el mismo Ministerio se pronuncie. Y
Ventarrón no cuenta con delimitación. Ventarrón no está declarado. Con
Ventarrón el mismo Estado ha impedido que se le proteja.
Y este caso no es aislado. A inicios de este año, en
las primeras semanas de Del Solar como ministro, se promulgó el D.L. 1336. Este
decreto establece las disposiciones para el proceso de formalización minera. En el
Título I, Artículo 3, Inciso 3.2. señala que “No será exigible la presentación del Certificado de
Inexistencia de Restos Arqueológicos, siendo suficiente la presentación de una
Declaración Jurada sujeta a fiscalización posterior por parte del Ministerio de
Cultura”. ¿Qué quiere decir? Pues que ya no será necesario que un
arqueólogo profesional vaya a campo a determinar si el área explotada tiene o
no sitios arqueológicos, sino que el minero informal solo necesita una declaración
jurada. Lo más ridículo de todo es que se supone que el Ministerio va a
fiscalizarlo posteriormente. Me pregunto ¿Acaso creen que un minero de buena fe
va a aceptar que está afectando sitios arqueológicos? ¿Qué nos asegura que el
Ministerio irá a hacer una supervisión en el tiempo suficiente para que no
destruyan las evidencias?
El Ministerio ni siquiera ha completado un inventario de sitios
arqueológicos. Este banco de información es lo mínimo que se debería tener
para poder proteger nuestro patrimonio. Pero no, la lista de sitios declarados
es ridícula considerando el gran número de sitios conocidos. Es obvio que no se
va a poder registrar todo, cada año se descubren nuevos sitios. Pero es
lamentable que, por ejemplo, en una provincia poco conocida por sus sitios
arqueológicos como Junín, tenga solamente declarados 5 sitios EN TODO SU
TERRITORIO cuando una prospección realizada a mediados de los 70s registró 25
sitios en menos de la mitad de uno de sus distritos.
El Ministerio, además, ha salido a apoyar y promover la realización del Dakar en nuestro
país. Un evento que terminó afectando a las líneas de Nazca y fósiles del desierto iqueño y sobre el cual
se denunció previamente que afectaría el
patrimonio arqueológico y paleontológico del país. El Ministro minimizó esto
mintiendo al señalar que el principal responsable fue el público asistente. Y
no es que no se tuviesen antecedentes: el Dakar ya destruyó varios sitios
arqueológicos en Chile.
Y si a esto le sumamos la terrible noticia de que se le retiró
la condición de patrimonio a varios sitios de arte rupestre en Arequipa para
que Cerro Verde construyese un depósito de relaves y a varios sitios de Huamachuco en beneficio de la minera
La Arena a pesar de haber sido declarados patrimonio el 2010, podemos ver que para el Estado nuestro patrimonio no vale nada,
y que las declaraciones del Ministro caen en saco roto.
El patrimonio cultural es más que un edificio. El patrimonio
cultural lo comprenden también los materiales recuperados. En Ventarrón se han
perdido 60 individuos recuperados en las excavaciones, así como material
botánico y cerámica del cercano sitio de Collud. Y, de nuevo, este solo es el
caso más reciente y difundido. El patrimonio cultural también lo componen los
basurales arqueológicos que justamente son los que nos proveen de más
materiales registrados que sitios monumentales. Y justamente son estos sitios
pequeños los que estamos perdiendo, pues ante los ojos de nuestras autoridades
no tienen valor. El sitio de Chivateros, en Ventanilla, es un buen ejemplo. Un
sitio que no tenía valor turístico por ser una cantera y que ya no existe. Y
como este hay muchos más n provincia. En donde la minería arrasa con sitios
pequeños nunca estudiados, nunca registrados, y que ahora podrá destruir
impunemente con la promulgación de estos decretos.
La pérdida de Ventarrón es dolorosa. Esos murales NO SE VAN A RECUPERAR,
esos contrafuertes NO
PUEDEN SER RECONSTRUIDOS, ese material cerámico, óseo y
botánico SE HAN
VUELTO CENIZAS. Somos conscientes que si Ventarrón no hubiese
tenido los murales más antiguos de América esto no habría pasado de una nota de
prensa pequeña. El Ministro seguirá teniendo aceptación por sus pasos de baile
o una declaración contra curas retrógrados. Pero no podemos dejar que nos sigan
engañando. O sino será otro Urresti: pura palabrería, cero
trabajo.
Desde
la pirámide más grande hasta el fragmento de cerámica más sencillo, todo esto
constituye nuestro legado, nuestra herencia, que se ha conservado por miles de
años y que nuestra desidia destruye en solo unas horas.
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