- Descubrimiento en la cultura Mochica sorprende al mundo
Un equipo de arqueólogos peruanos descubrió en la Huaca
Limón de Úcupe, ubicada en el valle Zaña, provincia de Chiclayo, región
Lambayeque, una sala de banquetes protocolares de la cultura Mochica -decorada
con pinturas murales, representando escenas marinas- donde se ubican dos tronos
escalonados que habrían servido como asientos para personajes de la élite de
esta cultura pre inca.
A un lado de la sala se identificaron más de cien huellas o
concavidades destinadas para las vasijas y platos, donde se colocaban diversos
alimentos para el banquete.
Este hallazgo permite comprobar el escenario donde se
realizaban estas actividades políticas y sociales que se aprecian en el arte
Mochica. A esta conclusión llegaron los arqueólogos comparando su reciente
hallazgo con el registro de la iconografía.
Este descubrimiento se efectuó en el marco de un programa de
investigaciones del Museo Tumbas Reales de Sipán, en el monumento conocido como
Huaca Limón, ubicado al norte del Perú.
Al centro de la sala de banquetes, los arqueólogos
encontraron también dos tronos escalonados que habrían servido como asientos
para dos personajes de diversa jerarquía; es decir el gobernante que recibe el
banquete y otro principal que ofrece el homenaje.
El equipo de arqueólogos dirigido por el investigador Walter
Alva, vienen investigando los orígenes y desarrollo de los Mochicas, una
cultura pre inca desarrollada en la costa norte del Perú, entre los siglos II
al VII de nuestra era.
El Complejo arqueológico investigado, consiste en un conjunto
de cinco estructuras piramidales truncas y plataformas menores, que habrían
formado parte de un extenso asentamiento de dicha cultura.
Los trabajos de campo iniciados desde el mes setiembre
pasado a la fecha, han permitido identificar además de la sala de banquetes
protocolares, otros importantes elementos arquitectónicos de diversas fases,
como altares y tronos escalonados vinculados a diversas actividades políticas y
de consolidación del poder de los antiguos gobernantes.
Uno de estos tronos situado en la parte culminante de una
plataforma escalonada, presenta huellas de postes para una cubierta, reflejando
las típicas estructuras utilizadas por los jerarcas para brindar audiencias y
recibir ofrendas en el ejercicio de su poder.
Maqueta
Cerca de la estructura piramidal mencionada, los arqueólogos quedaron sorprendidos con el hallazgo de una maqueta de barro crudo, representando exactamente la estructura descubierta, e indicaron que los arquitectos mochicas planificaban sus construcciones.
Sala de banquetes protocolares
Esta sala ubicada en una plataforma y antecedida por una
escalinata, presenta como elemento principal dos tronos escalonados, uno frente
al otro. El más alto, con siete peldaños, estaría destinado al personaje
principal que recibe las ofrendas del banquete. El otro trono de tres peldaños,
estaría destinado al oferente.
El frente principal y los escalones aparecen decorados con
peces de diversos colores, con un fondo azul que representa el agua. Este mural
de más de diez metros de largo sorprendió a los arqueólogos por su carácter
naturalista, diferente a los murales conocidos de esta cultura que generalmente
representa a divinidades o diseños simbólicos y geométricos.
La parte superior del mural está incompleta porque fue
parcialmente desmontado y cubierto en el momento del abandono. En las imágenes
se aprecian peces de diversos tipos como el tollo y la raya; así como parte de
una embarcación con peces capturados con anzuelos. Entre estas vívidas imágenes
se encuentran también lobos marinos comiendo peces.
Las huellas de los platos y vasijas reflejan la cantidad y
variedad de las comidas ofrecidas que venían preparadas.
En un espacio contiguo se identificaron concavidades para
vasijas y una pequeña banqueta para el personaje que dirigía el orden del
banquete.
Sala del podio circular
Adyacente a la sala de banquetes y con un pórtico de por
medio, los arqueólogos encontraron los restos de otra sala de parecidas
dimensiones. En la esquina y frente a la puerta, volvió a sorprenderlos un
podio circular de dos niveles que habría servido como lugar de ceremonias
políticos – sociales vinculadas a la sala del banquete protocolar.
Podios semejantes aparecen igualmente representadas en la
iconografía Mochica, para destacar a los gobernantes.
Ambas salas por sus dimensiones indicarían que estaban
destinados a las reuniones reservadas para la nobleza Mochica.
Todas las edificaciones de adobe se extienden por algunas
hectáreas y pertenecen a las épocas tempranas y media de la cultura Mochica.
Por alguna razón estas fueron abandonadas y cubiertas intencionalmente. La
cercanía del inestable cauce del río Zaña podría indicar un gran evento del
Fenómeno del Niño que afecto su base agrícola.
Posteriormente, los mismos Mochicas en la etapa final
colocaron algunas tumbas que vienen siendo registradas; sin embargo, ninguna
otra cultura ocupó este asentamiento.
Evidentemente estos resultados son una importante
contribución al conocimiento y reconstrucción de la compleja y jerarquizada
sociedad Mochica.
Estas investigaciones fueron realizadas con fondos de
diversas donaciones de instituciones públicas y algunas privadas, entre ellas
la de la señora Claudia Quentin.
El arqueólogo Walter Alva manifestó que espera contar para
el presente año con recursos estatales, a fin de continuar estas importantes
investigaciones.
En estos trabajos de campo participaron además de Walter
Alva, los arqueólogos Edgar Bracamonte, Ernesto Zavaleta, Dennis Echeverría,
Wendy De la Cruz, Dalton Fernández, Gaby Guevara; Conservadores: Rosendo Domínguez,
Jaime Marchán y Jhonny Aldana.
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