(Gestion) Hace pocos días el Banco Mundial publicó el informe “Mujer,
Empresa y el Derecho 2019: Una Década de Reformas” , en el cual se analiza el
nivel de igualdad de género que existe en la legislación de 131 países del
mundo y el impacto que tienen estas normas en el desarrollo laboral y económico
de las mujeres.
El objetivo de este estudio
era conocer cómo las decisiones económicas que toman las mujeres son afectadas
por la ley. Para ello se midieron ocho indicadores relacionados a las
actividades económicas de las mujeres como son: la libertad de desplazamiento,
leyes que afectan las remuneraciones, la vida laboral y la maternidad, la
gestión de activos, restricciones para ingresar al mercado laboral,
restricciones legales para el matrimonio, restricciones para dirigir un negocio
y recibir una jubilación.
Una de las conclusiones más
importantes de este informe del Banco Mundial es que solo seis países del mundo otorgan a hombres y
mujeres los mismos derechos. Estos países son: Bélgica, Dinamarca, Francia,
Letonia, Luxemburgo y Suecia. En la evaluación, a cada país se le dio un
puntaje en cada uno de los indicadores medidos. El número cien es el de la
excelencia y es el que ostentan los seis países antes mencionados.
Para mí la gran sorpresa de este informe del Banco Mundial es que el Perú obtuvo una calificación de 95 puntos y se encuentra entre los 20 países más equitativos del mundo en estas materias. Está por encima de Paraguay (94,38), Ecuador (89,38), Uruguay (88,75), Estados Unidos (83,75) y Chile (77,50).
Para mí la gran sorpresa de este informe del Banco Mundial es que el Perú obtuvo una calificación de 95 puntos y se encuentra entre los 20 países más equitativos del mundo en estas materias. Está por encima de Paraguay (94,38), Ecuador (89,38), Uruguay (88,75), Estados Unidos (83,75) y Chile (77,50).
No puedo negar que durante
un momento sentí alegría y orgullo por ver que en el Perú, al menos, tenemos
leyes a favor de la igualdad de derechos de hombres y mujeres en temas
económicos y laborales. Sin embargo, para nadie es un secreto que al Perú aún
le falta mucho camino por recorrer para que hay una verdadera igualdad.
Pienso igual que Kristalina Georgieva, presidenta interina del
Grupo del Banco Mundial, quien en la presentación del informe señala que no
basta con que las leyes cambien y tengamos una legislación súper moderna, si
estas leyes no se hacen cumplir. En ese sentido, es importante que los
gobiernos de nuestro país apoyen estas normas. Pero también es necesario el
apoyo de la sociedad civil y el liderazgo de hombres y mujeres para cambiar la
cultura de nuestra sociedad.
En el Perú somos testigos de cuán grande y peligrosa puede ser la informalidad, como en el caso de Gamarra. Es esa misma informalidad que desconoce las leyes y los estándares laborales. La informalidad ha prostrado a un significativo número de peruanas a tener trabajos en condiciones precarias, ha obligado a muchas a estar subempleadas y no gozar de esta legislación moderna que tiene el Perú.
En el Perú somos testigos de cuán grande y peligrosa puede ser la informalidad, como en el caso de Gamarra. Es esa misma informalidad que desconoce las leyes y los estándares laborales. La informalidad ha prostrado a un significativo número de peruanas a tener trabajos en condiciones precarias, ha obligado a muchas a estar subempleadas y no gozar de esta legislación moderna que tiene el Perú.
En ese sentido, el Estado peruano tiene un rol fundamental y
debería comenzar por hacer cumplir aspectos tan básicos como la implementación
de cunas y lactarios para empresas que tengan más de 15 trabajadores. Pero
también es importante que se difundan las leyes con las que contamos y nos
protegen. Todos, hombres y mujeres tenemos que conocer las normas para poder
utilizarlas, exigir y hacer valer nuestros derechos.
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