(LaMenteEsMaravillosa) El
contacto activa una serie de mecanismos fisiológicos que contribuyen a nuestro
bienestar emocional. En
concreto, disminuye la producción de cortisol, hormona relacionada
con el estrés, y aumenta la producción de oxitocina, hormona relacionada con el
afecto. También aumenta los niveles de serotonina, produciendo un efecto
relajante, además de disminuir la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.
Abrazarse
o tomarse de la mano durante al menos diez minutos puede reducir los efectos
físicos perjudiciales del estrés, tal y como indica un estudio realizado por especialistas de
la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill (Estados Unidos).
En otras de las
investigaciones, se comprobó que el contacto activaba la zona de córtex
cerebral. Esta región tiene que ver con los sentimientos de
conformidad y confianza. A partir de estos resultados, se concluyó que
quienes se relacionan con los demás usando el tacto, son percibidos como
personas más honestas y confiables.
El
sentido del tacto está infravalorado y realmente es uno de los sentidos
imprescindibles para poder sobrevivir, sobre todo en edades tempranas, ya que las caricias y el
contacto cuando somos bebés son tan importantes y tan básicos como el comer o
el dormir. Progresivamente pasamos de necesitar el contacto físico a
conformarnos con el contacto visual del otro.
En
resumen, el contacto físico favorece el sistema inmunitario, reduce
el estrés e induce el sueño. Para nuestra salud física y mental es
imprescindible, además de una forma de comunicación con los otros.
«Las personas que fingen afecto te darán palmaditas en la espalda para
ponerle fin al abrazo, igual que los luchadores; las personas sinceras te
abrazarán con fuerza».
-Allan Pease-
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