LA COMIDA CRIOLLA Y LA EXPERIENCIA


(DiarioUNO) Hace unos días ha terminado la Feria de Mistura, una feria que ya se está haciendo tradicional en la ciudad de Lima, que consiste en la exposición de platos típicos peruanos provenientes de todos los rincones del país, en donde los cocineros, chef, empresarios y dueños de restaurantes de Lima y otras ciudades del Perú, ofrecen sus mejores platos. Participan en esta feria desde restaurantes muy afamados y reconocidos así como los representantes de quioscos, carritos sangucheros e incluso vendedores ambulantes; muchos vendedores informales pasan a ser formales e incluso a convertirse en las estrellas de este festival. Se vende desde cebiches, comida criolla, comida norteña, de la selva, del sur y comida producto de la fusión de culturas y razas de nuestro país como los chifas, comida nikei e italiana pero siempre con el típico gusto y toque del sabor peruano.
No se puede negar la importante participación del reconocido cocinero peruano Gastón Acurio en la difusión a nivel internacional de nuestra comida y la existencia de este tipo de ferias, pues gracias a él y a la política del país con Marca Perú y otras acciones la comida peruana está de moda a nivel internacional.

Pero debe de quedar claro que ni con Mistura ni con el señor Acurio recién existe nuestra comida criolla, ya que es el resultado de muchos años de existencia, tenemos una comida privilegiada, debido a la variedad de nuestro clima, en nuestro país se aglutinan casi todos los climas del mundo por lo que tenemos una gran variedad de especies vegetales y frutas que para muchos visitantes extranjeros son inexistentes y llegan a sorprenderse, pues nunca los han visto.


Tenemos uno de los mares más ricos de la tierra con especies marinas de incalculable valor nutricional y sabor, mariscos deliciosos que solo existen en nuestro país, que se vende a precios muy económicos en los mercados, mientras que en otros países estos productos serían todo un lujo. Finalmente una fauna muy variada que nos ofrece todo tipo de carnes comestibles, inclusive en algunos casos llega a ser alimentos exóticos.
Además de la gran variedad de especies animales y vegetales, el Perú es un país privilegiado por ser un país mestizo, en donde confluyen todas las razas en donde se vive en paz y armonía. Aquello que en otras realidades son motivos de enfrentamientos y luchas fratricidas, en nuestro país esa mezcla de razas es una ventaja competitiva sobre cualquier otra cultura. Cada raza ha dejado lo suyo, desde antes de la conquista por los españoles, tanto en el norte (cultura Moche, Sipán, y Sicán) como en el sur (sede del gran Imperio Inca) se ha comido rico, y ellos nos han dejado su herencia, el español trajo consigo su parte y con ellos vinieron los sabores de origen árabe (recordemos que España estuvo ocho siglos bajo el dominio árabe), los esclavos negros traídos del África aportaron lo suyo y las otras migraciones que se asentaron en nuestro país formando colonias y comunidades, hicieron lo propio como los chinos, japoneses e italianos.

Todos tenemos el recuerdo de una abuela, una tía o tío que cocinaba rico, personas que nunca habían ido a una academia de cocina para aprender a cocinar. Aprendieron viendo a sus padres o a sus abuelos, desde ir al mercado y escoger los mejores productos, a saber almacenarlos y utilizarlos en el momento adecuado. Aprendieron a utilizar la cantidad exacta de sal, especies y condimentos, pero “al ojo” simplemente tomándolos con la mano y luego probando con una cuchara de madera. Nunca pesaron los alimentos, simplemente la experiencia les hacía escoger y seleccionar los productos a utilizar y cuándo colocarlos y retirarlos de la olla o sartén.
Para mí no había persona en la tierra que cocinara mejor que mi abuela Maruja, (estoy seguro que todos dirán lo mismo de sus abuelas o madres) y aun cuando yo era un médico joven y casi recién graduado, le diagnostiqué el Alzheimer el día que cocinó mal. Toda una pena pues mi abuela había cocinado muy rico y era famosa en toda la familia y su barrio por su rico cau-cau y olluquito con charqui. Bueno, un día al parecer confundió los ingredientes y desde ese día comenzó en picada su enfermedad. Por lo general el Alzheimer comienza con la aparición de olvidos de hechos recientes. Pues en el caso de mi abuela, debutó su enfermedad cocinando mal.
Luego del boom de la comida criolla han aparecido una serie de manuales y libros de cocina mostrando los secretos de los famosos chef peruanos y del mundo que han destacado en la cocina, sobre todo por el éxito comercial de sus restaurantes. Conversando con mis pacientes que son adultos mayores y que cocinan rico según me cuentan sus hijos y sobrinos, me dicen que no hay mejor libro de cocina, que el famoso “Manual de Nicolini”, que sin tanto bombo y aspaviento, nos da los secretos que se necesita para cocinar bien.
Parte del éxito de nuestros cocineros peruanos es que cocinan con cariño y amor, pensando en que con esa comida no solo van a alimentar a sus seres queridos sino que les regalarán un gran gusto y momento al disfrutar esa deliciosa comida. Como en el fútbol, en donde los mejores jugadores no salieron de escuelas y academias, los mejores cocineros peruanos aprendieron en sus hogares, donde sus abuelos aprendieron a cocinar muchos de ellos en ollas de barro y utilizando como combustible la leña, friendo con manteca de cerdo.


Recuerdo a la señora Carmela Rey y a Teresa Ocampo, verdaderas precursoras de los programas de cocina, que siguiendo la verdadera tradición peruana se preocupaban de conservar nuestro legado histórico cultural, enseñando y cocinando bien, como siempre debió de ser.
Hoy en día, en algunos restaurantes se está deformando la comida peruana, se hacen fusiones e inventos que deforman y confunden a las generaciones más jóvenes. Hoy en algunos restaurantes famosos se preocupan más por la forma y adornos en la presentación de los platos que en el sabor y calidad de la comida. Sin comentar los elevados precios de esos platos “gourmet”, que no son, ni representan nuestra comida. Nuestra Comida Criolla es la Comida del Pueblo Peruano.
Quiero rendir mi más sincero tributo a esas personas adultas mayores que aprendieron a cocinar de jóvenes, que mantienen y conservan nuestra cultura culinaria, y difundieron a sus hijos y nietos. Les agradezco por habernos dado la ocasión de disfrutar de nuestra apetitosa comida criolla y poder haber permitido que los peruanos hayamos comido rico.

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