MÁS LUBRICACIÓN Y MENOS VERGÜENZA

La lubricación vaginal es el resultado de la dilatación de los vasos sanguíneos de la pelvis y los que rodean la vagina. La liberación de estrógeno favorece a que las paredes vaginales se mantengan turgentes, además de ayudar a que llegue más sangre hacia estos tejidos. Los niveles de estrógeno están aumentados en las mujeres jóvenes y fértiles, y decrece con la edad. Sin embargo, no todas las mujeres menopáusicas sufren de sequedad vaginal.
Durante el encuentro erótico, se puede estar lubricada antes de sentir deseo sexual. Sucede que el mecanismo de excitación es un proceso fisiológico mediado por centros nerviosos y hormonas, quizá menos complejo que el deseo sexual, el cual está sometido al influjo de otros factores relacionados con pautas de género: inhibición, pudores, limitaciones para expresar el placer sexual, etc. Y son estas las causas que llevan a que muchas mujeres se avergüencen por el volumen de flujo o por la dificultad para sentir en ciertas posiciones cuando son penetradas.


¿Me mojo como todas?
La humedad vaginal no es una constante que se debe repetir de la misma manera en todas las relaciones, además es muy variable. Sin embargo, durante la estimulación sexual, es esperable que haya más lubricación. La masturbación ayuda a que los umbrales de respuesta estén más bajos para disparar la respuesta de excitación. El autoconocimiento del cuerpo, así como el registro de las sensaciones y las fantasías, ayudan a liberar la excitación. Por el contrario, la dificultad para contactarse con el propio cuerpo y de lo que ocurre a nivel subjetivo son causa de problemas.
La falta de lubricación provoca dolor durante el coito (dispareunia) además de ser una de las causas para evitar las relaciones sexuales. Es más común escuchar en la consulta a aquellas mujeres que se quejan de sequedad vaginal que de lo contrario: exceso de lubricación.
Pareciera que hablar de lo que falta provoca menos inhibición que referir el exceso. Hay mujeres que se avergüenzan del aumento de lubricación, no solo la cantidad, sino también mostrar lo que sienten, como si el deseo y la expresión del goce, fuese aún patrimonio de los hombres.
Aceptar sin pudores



Decía antes que la lubricación es variable, y depende de factores personales además del tipo de estimulación que se reciba en el momento. El tiempo y los recursos usados durante el juego previo serán fundamentales. No solo el cuerpo y las emociones se preparan mejor, también se buscarán variantes para obtener más placer. No obstante, para aquellas mujeres que están pendientes de la cantidad de lubricación, el uso de una toalla (en los momentos de una breve pausa en el juego erótico), la colocación de un tapón que luego se descarta (para la absorción de la humedad) son algunas soluciones inmediatas. Si se usan profilácticos, optar por aquellos que no están lubricados. No existe una pose recomendable para “sentir más” cuando existe aumento de lubricación. No es un tema de cambiar o adaptarse a una pose. La cuestión es considerar que es una respuesta normal, cambiante, sujeta al placer y de ninguna manera a creencias que privan la libre expresión de la sexualidad.

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