El plan se basa
en un proyecto estable sin repentinos cambios en la dirección del equipo y en
establecer semilleros de futbolistas en cada una de las veinticinco regiones
del país para tener un equipo de garantías, cuyo mayor ejemplo es el grupo que
ha logrado consolidar Gareca para Rusia.
Solo los hinchas
más acérrimos y optimistas apostaban que Perú alcanzaría un cupo para el
Mundial cuando hace cuatro años quedaron en la octava posición de las
eliminatorias para la cita en Brasil 2014.
Todavía eran
menos los que veían a Perú en tierras rusas cuando apenas había sumado cuatro
puntos en las primeras seis jornadas de la eliminatoria y sus posibilidades
eran realmente muy remotas.
Sin embargo, la
Blanquirroja acumuló 22 enteros en las doce fechas siguientes, una épica
remontada que sirvió para alcanzar la repesca, en la que este miércoles se
deshizo de Nueva Zelanda para volver a un Mundial 36 años después de su última
aparición en España 1982, y cuatro años antes de la meta de Qatar.
El éxito de Perú
se puede explicar por dos momentos que cambiaron la trayectoria del equipo
hasta alcanzar un hito que no se esperaba hasta la siguiente eliminatoria.
El primero es el
caso Nelson Cabrera, el jugador paraguayo nacionalizado boliviano cuya
alineación indebida por parte de Bolivia ante Perú y Chile motivó sendos
recursos donde el principal beneficiado fue la selección incaica.
Perú fue
declarado ganador por 0-3 del partido que había perdido en La Paz (2-0), y eso
fue toda una inyección de moral para un equipo que hasta ese momento parecía
abocado nuevamente al fracaso.
El segundo
factor fue el equipo formado por Gareca para disputar la Copa América
Centenario, celebrada en 2016, donde ensambló las piezas del actual grupo que
ha llevado a Perú al Mundial.
El técnico
argentino primó la ambición, la solidaridad, la humildad y el compromiso, al
tiempo que desterró, haciendo frente a las críticas, a antiguas vacas sagradas
de la selección como Claudio Pizarro y Juan Manuel Vargas.
Con Paolo
Guerrero como gran capitán, la confianza puesta en jóvenes valores como Édison
Flores, Christian Cueva, Renato Tapia y Miguel Trauco pronto comenzó a surtir
efecto con históricos resultados como los inéditos triunfos en Paraguay (1-4) y
Ecuador (1-2), nunca antes logrados en eliminatorias.
Flores terminó
las eliminatorias sudamericanas con cinco goles, solo por detrás de Guerrero,
que fue el máximo artillero del equipo con seis tantos, algunos tan importantes
como el marcado ante Colombia, que dio el pase a la repesca del Mundial.
La gran unión
del combinado peruano se vio aún más reforzada cuando precisamente Guerrero
quedó suspendido por la FIFA para jugar la repesca contra Nueva Zelanda
mientras se le investiga un posible dopaje.
Llegar al
Mundial en honor a Guerrero se convirtió en una cuestión de estado para el
equipo peruano, que ahora confía en que pueda estar disponible para liderarlos
en Rusia.
Con el pasaje
asegurado para esta próxima Copa del Mundo, Perú podrá cumplir su plan para
Qatar 2022 con mayores garantías, sobre todo gracias al sólido equipo que ha
creado Gareca, capaz de exprimir al máximo los recursos de todos sus jugadores,
y cuyo margen de crecimiento aún no parece tocar techo.
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