- "A estas alturas, con una trayectoria
relativamente larga, Aráoz debería haberse dado cuenta de que en su puesto no
basta prodigar sonrisas en reuniones con políticos"
Casi
todo se hizo mal en el censo, empezando por la escasa difusión previa a pesar de que,
como es obvio, el Gobierno sabía de su realización con mucha anticipación.
Luego vino la absurda confusión de la amenaza de detención de los ciudadanos
que se atrevieran a salir de sus casas el domingo, con la posterior reculada.
No hubo –el mismo error de otros casos– el liderazgo de un ministro o
funcionario del Gobierno encargado de coordinar la acción de los diferentes
sectores y de comunicar coherentemente a la ciudadanía los objetivos del censo y
los detalles de la organización
Quien
debió encabezar la tarea en este caso es Mercedes
Aráoz, la presidenta del Consejo de Ministros, de cuyo sector
depende el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática). O pudo
delegar esa función en alguien adecuado. No hizo ni lo uno ni lo otro.
A
estas alturas, con una trayectoria relativamente larga, Aráoz
debería haberse dado cuenta de que en su puesto no basta
prodigar sonrisas en reuniones con políticos y entrevistas con los medios.
También hay que gestionar el paquidérmico Estado Peruano. “Ensuciarse los zapatos”
no significa solamente viajar a provincias y tomarse fotos con gente del pueblo
para mostrar su preocupación por sus necesidades, sino, en casos como este,
dedicar horas y horas a pesadas reuniones burocráticas en una oficina
coordinando, supervisando y corrigiendo los errores. Evidentemente, no lo hizo
y ahora debe responder por eso.
Por
supuesto, por el corto tiempo que tiene en el cargo, Aráoz no
es responsable de la situación del INEI. Pero el Gobierno del cual forma parte
sí lo es. Quince meses después de haber asumido el mando no pueden evadir su
obligación de haber tomado las riendas del INEI –se supone un organismo
importante para la tecnocraciagobernante–
que tenía al frente a un “encargado”
desde el 2015.
Los
tardíos intentos de Aráoz para
tomar el control de la situación y arreglar el descalabro no han mejorado las
cosas. Despidió abruptamente al jefe del INEI e inmediatamente después declaró:
“Tenemos un censo que está bien hecho”.
Si lo hizo bien, ¿por qué lo
echó? La coherencia no parece ser una de sus características.
Responsabilizar a la prensa de los errores del Gobierno, como hizo Aráoz el jueves, no parece tampoco una buena justificación:
Responsabilizar a la prensa de los errores del Gobierno, como hizo Aráoz el jueves, no parece tampoco una buena justificación:
“Pido a los medios periodísticos que usen
estadísticas y evidencias y no anécdotas”.
El
fracaso del censo ha
hecho sonar una alarma que dispara otras inquietudes. Como ha señalado Patricia
del Río en esta página: “Pronto se
iniciará una larga etapa de reconstrucción y los peruanos, con razón, levantan
la ceja y se preguntan: si estos han sido incapaces de organizar un retrato [el censo], ¿cómo van a hacer para levantar ciudades y
sacarlas del barro?”. (26/10/17).
La
controversia entre el saliente encargado de la reconstrucción, Pablo de la
Flor, y varios gobernadores regionales es una señal de que las cosas en esa
delicada e importante tarea no están marchando como debieran. De la Flor ha
hecho públicas las deficiencias de gobiernos regionales y municipales para
afrontar los desafíos de la reconstrucción y propuesto que la entidad que hasta
ayer él dirigía tenga una unidad ejecutora que se encargue directamente de
realizar las obras a fin de acelerar el proceso, que ya está dando lugar a
manifestaciones de impaciencia de los afectados.
No
obstante, Aráoz no
parecía respaldar a De la Flor, que dependía de su ministerio, y más bien
intentó ponerse de mediadora entre él y los gobernadores. Es decir, lo había
dejado solo.
En
suma, la capacidad tecnocrática del
gobierno de lujo está siendo consistentemente cuestionada en asuntos que se
supone lostecnócratas deberían
resolver con rapidez y eficiencia. Si casi todos, adversarios y amigos,
coinciden en que la habilidad política del Gobierno es pobre y ahora se discute
e impugna su principal fortaleza, ¿con qué
nos quedamos?
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