Un
aniversario marcado por la controversia, acusaciones graves y una
administración que, según un regidor, navega entre la opacidad y la
descomposición institucional.
La
Municipalidad Provincial de Ferreñafe atraviesa uno de los momentos más
críticos de su historia reciente. Así lo advirtió el regidor Manuel Muro
Távara, quien, en un extenso y severo análisis público, describió un escenario
de presuntas irregularidades administrativas, posibles actos de corrupción y
una alarmante pérdida de control institucional, todo ello en medio de las
celebraciones por el 475 aniversario de la ciudad.
Lejos
del clima festivo, las conmemoraciones estuvieron rodeadas de polémicas. Una de
las más graves surgió tras la intervención municipal al empresario Salinas,
quien, visiblemente molesto, afirmó haber entregado dinero a personas
vinculadas al alcalde Polanski Carmona. Para Muro, estas declaraciones no
pueden ser tomadas a la ligera. “Si se trata de un funcionario público, recibir
dinero o dádivas constituye delito. Aquí no basta con desmentidos políticos, se
requiere investigación fiscal”, subrayó.
El
regidor recordó que los actos de corrupción no suelen dejar rastros contables
formales y que, como en casos emblemáticos a nivel nacional, las pruebas suelen
surgir de medios indirectos: movimientos financieros, llamadas, geolocalización
o testigos. En ese contexto, cuestionó el origen de los recursos que habrían
permitido una intensa movilización de simpatizantes durante la detención del
alcalde en meses anteriores. “Nada de eso es gratuito; hablamos de montos
significativos que deben ser explicados”, sostuvo.
Muro
también apuntó a la pasividad de la procuraduría municipal y exigió que esta
actúe de oficio para defender el buen nombre de la institución,
independientemente de las responsabilidades personales. A su juicio, la
Fiscalía Anticorrupción debería asumir el caso ante la gravedad de las
imputaciones y la exposición pública que ya alcanzó nivel regional.
Otro
aspecto que genera preocupación es la presencia constante del hermano del
alcalde en dependencias municipales y obras públicas, pese a no ostentar cargo
alguno.
“No es funcionario, pero se le ve a diario,
incluso filmando a regidores. Se habla de ‘número uno’ y ‘número dos’. ¿De qué
organización estamos hablando?”, cuestionó, dejando entrever la existencia de
una estructura paralela de poder.
En
paralelo, el proceso de vacancia contra el alcalde permanece, según el regidor,
en un sospechoso silencio.
Para Muro, las causales están claramente
establecidas en la ley y no deberían dar lugar a “malabarismos legales” ni
interpretaciones forzadas. “La jurisprudencia existe. No se puede seguir
alegando desconocimiento o falta de dominio del hecho cuando los indicios se
acumulan”, afirmó.
La
crítica se extiende al estado de la ciudad
Durante el aniversario, Ferreñafe mostró una
imagen de abandono: calles sucias y deficiente recojo de residuos sólidos. Muro
atribuyó esta situación a la restricción de pagos a obreros municipales por
feriados y domingos, lo que redujo la capacidad operativa del servicio de
limpieza en fechas de alta afluencia de visitantes.
Finalmente,
el regidor enmarcó la crisis local dentro de un problema estructural más
amplio.
“La corrupción es la institución más sólida
del país, transversal a casi todos los grupos políticos”, sentenció,
advirtiendo que algunos sectores incluso la exhiben como bandera.
En Ferreñafe, dijo, ese mal endémico parece
haber encontrado terreno fértil.
Mientras las denuncias se multiplican y las respuestas oficiales escasean, la municipalidad enfrenta una creciente desconfianza ciudadana. Para muchos ferreñafanos, el aniversario no dejó solo recuerdos históricos, sino también la sensación de que la ciudad vive una de sus horas más oscuras en términos de gobernabilidad y transparencia.


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