“Cuando se da esa situación, parece que estamos buscando a
quién culpar y muchas veces el niño es el más perjudicado. Sin embargo, en
ocasiones, los padres y la propia escuela tiene también un porcentaje de
responsabilidad, sobre todo si hablamos de niños pequeños”, comentó Claudia
Ugarte, directora del Centro Integral del Desarrollo del Potencial Humano.
Para la especialista, la repitencia escolar es un asunto que
moviliza muchas interrogantes, por ejemplo ¿cómo acompañó esa escuela al menor?
¿qué pedagogía aplicó? o ¿era la que él necesitaba?.
En cuanto a los padres, dijo, deberían preguntarse ¿qué tan
presentes estuvieron en el desarrollo educativo de su hijo? ¿cómo atendieron a
sus necesidades?
“La repitencia es una situación que nadie desea, pero que,
cuando ocurre, hay que afrontarla y evaluar si queremos verla como un fracaso o
una oportunidad, darle la vuelta”, sostuvo la psicoterapeuta en el programa
Saludable Mente de Andina online.
Verse como oportunidad
Hacerse responsables es lo primero que debemos hacer como
padres, sugirió, y a partir de allí replantear los modos en que el estudiante
se conecta con el estudio: las horas que dedica a repasar, sus horarios, cómo
se vincula con la maestra.
Es fundamental, agregó, que los padres estén más cerca de
sus hijos, física y emocionalmente y no solo esperar resultados a final del año
escolar.
“Si uno detecta que el niño no va bien en algunos cursos,
hay que ver con la escuela de qué manera lo ayudamos a lograr las competencias
que se esperan de él, hay que buscar estrategias para superar las dificultades
que tiene. No se puede esperar a fin de año para saber cómo va en el colegio”,
advirtió.
Pasos que seguir
Si la repitencia es inminente, la experta recomendó ver de
qué manera se prepara al menor para enfrentar el siguiente año escolar.
“Hay que evitar los castigos y mucho menos físicos, hay que
hablar del tema. El solo hecho de repetir el grado ya tiene una serie de
consecuencias, como el que los amigos del niño ya no lo acompañen más y eso
tiene un efecto muy grande. Se requiere encarar la situación, pero sin dejar de
aprender de ella”, indicó, para agregar que no siempre es buena idea cambiar a
los menores del colegio por este tema.
Lo que no puede faltar, dijo, es acompañarlo emocionalmente.
"Debemos sostenerlo porque, si se queda en el mismo colegio, las cosas ya
no serán las mismas, pero se puede salir adelante. Mucho dependerá de cómo se
tome este hecho”.
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