El economista hace un repaso de su vida política ¿Qué tiene que decir sobre Alejandro Toledo? ¿Cuáles considera que fueron los méritos de “PPK? ¿Qué recuerdos guarda de la vez que se reunió con Alberto Fujimori?
Diez Canseco afirma que entró a la política
por la puerta de la responsabilidad social, “lo que Fernando Belaunde hubiera llamado la cooperación popular”. Cuenta
que, de joven, fue llevado por Violeta Correa de Belaunde, sin decirle adónde,
a la inauguración de un comedor popular en San Martín de Porres, en Condevilla.
“Violeta me hizo hablar ante ese
público. Y yo nunca en mi vida había hablado a un público tan público”,
recuerda.
¿Cuánto cambió la política peruana de la
década de los ochenta y la de inicios del año 2000, cuando le tocó ser
vicepresidente?
Tengo que ser justo con lo que viví siendo vicepresidente. Hablo siempre del
periodo que me tocó con Toledo, “el
bueno”, porque estuve metido en su campaña. No es que Toledo me invitara.
No fui un actor de reparto; fui protagonista. Me comí una campaña, fui a las
universidades. Con Alejandro Toledo hemos recorrido el Perú. El Toledo que
conocí ahí era un hombre andino, auténtico, amante de su país, con buenas
ideas, con formación en Harvard, Stanford…
¿Cómo lo conoció?
En las campañas electorales. Recuerde que fui candidato a la presidencia en
1995, cuando él también lo era. Allí lo conocí. Era una persona simpática, de
buen trato… ¿En qué momento cambió?
¿Hicieron campaña juntos?
Sí. Eran propuestas fabulosas. Por ejemplo, seguir un poco la idea de Belaunde
de que los últimos sean los primeros. Había que poner al Perú en el mundo,
porque estábamos aislados. Él hablo del mundo global, fue un conector del Perú.
Yo finalmente fui ministro de Comercio. Se hizo el TLC con China, con Estados
Unidos. No son cuentos; vayan a ver las exportaciones. Ayer hablaba con Ismael
Benavides. Estábamos otra vez hablando sobre la ley de beneficio agrario y me
dijo: “Mira, Raúl, ¿sabes cuántos
puestos de trabajo generamos? Miles, pleno empleo en Ica y Trujillo. Ese es
el tema de la agricultura. Ha funcionado, pero necesitamos estabilidad
política, económica”. Los peruanos
tenemos que entender que la política
no es un ring de box. No me puede dar más tristeza que cuando salió elegido
PPK. Se lo dije a Keiko en ese momento: “Keiko,
tu gran oportunidad es suceder a Kuczynski”.
Y, cuando Keiko me miró, como diciéndome por qué, le dije: “Porque, si apoyas al gobierno de Kuczynski, el Perú gana”… Lastimosamente, acabamos en un
enfrentamiento terrible que al final sufrió el país.
De hecho, con Kuczynski coincidió en el
gabinete de ministros de Alejandro Toledo.
Él era ministro de Economía. Coincidimos. A PPK lo conocí como ministro de Belaunde.
El Kuczynski que conocí era un hombre correcto, un sabio en temas económicos.
Él es uno de los que nos ayuda a recuperar Camisea. La historia la conozco muy
bien. Al final del gobierno de Belaunde se descubre el yacimiento de Camisea.
Belaunde me invita, porque era en la selva. La Schell había asumido el reto y
era algo espectacular. Era la gran riqueza que iba a transformar al país.
Lamentablemente, el gobierno de García, que llegó después, no vio con buenos
ojos este tema y se quedó estancado. Y, cuando vino Fujimori, especuló tanto
que la Schell se fue y dejó enterrados 500 millones de dólares. El Perú se
convirtió en esa época en un país de poca credibilidad para una inversión de la
magnitud de Camisea. Y fue Kuczynski quien tuvo que salir al mundo a ver qué
hacía. Yo estuve sentado en el despacho de Enrique Iglesias, entonces
presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, cuando el BID tenía que
apoyar el proyecto de Camisea y los “verdes” (ecologistas) del gobierno
estadounidense no querían. Es bueno que el país sepa esto ahora. (Entonces, el
presidente era George Bush). Iglesias se juega por el Perú y logra que el
representante del gobierno estadounidense se abstenga de la votación. La
presión de los “verdes” era tan fuerte que no querían que el BID apoyara
Camisea. Iglesias lo sacó adelante. Y les ganamos a los bolivianos en el tema
Tarija. Hay que saber analizar el Perú.
¿Lo dice por los claroscuros de los
políticos que estamos pasando revista?
Estoy de acuerdo con que la corrupción sea castigada. Estoy ferozmente de
acuerdo. Pero el norte del Perú no puede ser exclusivamente el tema de la
corrupción. Que el Poder Judicial, los fiscales, los jueces y el TC hagan su
trabajo. Mientras tanto, el gobernante tiene que marcar la ruta para que el país
crezca. Necesitamos empleo, desarrollo, estabilidad.
Usted, que ha conocido a varios
expresidentes peruanos, quizá pueda explicarnos por qué algunos cayeron en la
corrupción.
Es un problema de Valores… Porque tienes que tener muchos valores frente a empresas
corruptas… Te pones a pensar qué tenían en su cabeza al momento de aceptar
sobornos aquellos que creen que la plata te compra la vida. No sean necios.
¿De qué sirve la plata a esta gente que
termina luego presa, juzgada, perseguida, andando con el dinero en el maletín
porque pagan en efectivo?… ¿Es que no piensa esa gente?
La corrupción no distingue ideologías.
Gente de izquierda también cayó. Me quedé sorprendido porque les tenía gran
aprecio.
¿Cuál fue su reacción cuando se enteró del
suicidio de Alan García?
Sentí una tristeza inmensa, porque estás hablando con un hombre de fe, con un
católico y cristiano, y piensa que para que uno se quite la vida es porque está
decepcionado de ella. Alan era un gran comunicador. Yo lo traté mucho. Era una
persona de buen trato, de buen gesto, un político que concertaba, que
convocaba. Debe de haber sido una decisión muy dura para él.
¿Usted ha sido opositor al fujimorismo?
Siendo parlamentario, promoví una reunión clandestina en Palacio de Gobierno
con Alberto Fujimori unas semanas antes del autogolpe. No sabía que iba a venir
el autogolpe, pero era vecino de Jaime Yoshiyama. Le dije: “Jaime, el presidente Fujimori a cada rato ataca al parlamento, pero
porque mete a todos en el mismo saco cuando nosotros tenemos afán de construir
país”. Le dimos las facultades para crear la Sunat, por ejemplo. Y tanto le
insistíamos a Yoshiyama, que se hizo esta reunión entre parlamentarios,
senadores y diputados en Palacio de Gobierno para hablar de la gobernabilidad
del país, pedirle al presidente que nos dijera qué necesitaba, qué quería, y,
si estábamos de acuerdo con su propuesta y no vulneraba las instituciones, lo
apoyábamos… En la reunión me senté a la izquierda de él y a la derecha estaba
Lourdes Flores. Pero había muchos parlamentarios cuyos nombres no recuerdo.
Senadores y diputados. Y algunos ministros. Fujimori tomaba nota. Él usualmente
tomaba notas en su mano y no en papel. Pocos saben eso. Habló muy poco. Casi
nada. Al terminar la reunión, el último en salir de Palacio fui yo y me dijo: “Estará usted contento porque finalmente se hizo su reunión”. Y le
dije: “presidente, me voy más preocupado de lo que vine, porque
usted no ha hablado en toda la noche. No se ha comentado nada de lo que hemos
dicho y esto va a acabar muy mal si sigue así”. Y dos semanas después vino
el 5 de abril.
Acción Popular y el 2026
El año 2026 es fundamental para nuestro
país. ¿Cómo ha pensado su participación política para entonces?
Ya la tengo, porque ahora estoy buscando jóvenes, provincianos, profesionales
que tengan interés en el Perú, y motivarlos. Un Congreso que no tenga empatía,
que no quiera al país, no te lleva a ningún lado. En cuanto al Ejecutivo, la
mejor gente del Perú la tiene que tener el próximo gobierno. Si yo fuera un
candidato, o fuera candidato alguien cercano a mí, diría que en esta elección
tienes que jugar todas las cartas. No puede haber sorpresas. Yo conocí al
presidente Álvaro Uribe, soy muy amigo de él, y, cuando terminaba su segundo
gobierno, le pregunté: “presidente, ¿cuál
es la receta de su éxito?
Se va usted con el 70% de aprobación, deja
sentado a (Juan Manuel) Santos como presidente, luego él lo traiciona”. Y me
dice: “Muy fácil, Raúl, la mejor gente
de Colombia la tuvo el gobierno de Colombia”. “Pero, presidente –le dije–,
desarrollé la idea”. “Mire, Raúl –me contestó–, mandé a hacer un estudio
serio de cuáles eran las posiciones de desarrollo del gobierno colombiano en
las que tenía que haber profesionales. Cuáles eran los puestos claves. Lo
segundo, mandé a hacer un estudio sobre qué perfil tenía que tener el
profesional para esos puestos claves. Lo tercero, cuánto le tenía que pagar
para que la corrupción no me diera vuelta y pudiera tener ahí al profesional. Y
lo último fue que me dieran una terna para elegir a uno para cada uno de esos
puestos. Los ocho años de ese gobierno no los cambié. Y mire cómo está Colombia
ahora”.
Usted ha vuelto a Acción Popular, ¿no?
Estuvo un tiempo alejado.
No me fui. Estuve retirado. Acción Popular es mi vida. Yo nací ahí. He vuelto a
la actividad. He sido secretario general de Lima, secretario departamental,
candidato a la alcaldía de Lima (salimos terceros), candidato a la presidencia,
diputado. Y, cuando fui vicepresidente de Toledo, fue con la bendición de
Belaunde. Tengo la carta firmada por Belaunde que la avala. Fui con la
bendición de papá Belaunde.
¿Por qué Acción Popular vuelve a tener este
protagonismo luego de que por años tuviera un perfil bajo?
Te digo una cosa, de repente cucufatera. Dios
nos protegió y mis tíos Fernando Belaunde Terry, Fausto Schreiber Terry nos
cuidan desde arriba, porque
puedes estar seguro de que nunca hubo una denuncia de corrupción para alguien
de Acción Popular. (Valentín) Paniagua fue un año presidente y yo me acuerdo de
la presión que recibía del partido para que contratara a la gente de nuestra
organización. Valentín me dijo: “Mire, yo no he sido elegido para ser una
agencia de empleo”. Y Paniagua fue un tremendo presidente, y apenas un año.
¿Quiere ser candidato presidencial en 2026?
Déjame contestarte de esta manera: quisiera ser un actor que permita que el
Perú recupere la alegría que ha perdido.
RAÚL
DIEZ CANSECO "NO LE ROBÓ LA NOVIA A SU HIJO"
(La
verdad después de 15 años)
Luciana de
la Fuente, esposa del ex vicepresidente de Alejandro Toledo, cuenta detalles
desconocidos de su historia de amor.
La empresaria Luciana
de la Fuente, esposa del ex vicepresidente
Raúl Diez
CansecoTerry, fue enfática al
señalar que el político "no le robó la novia a su hijo", como muchos pensaban.
Aseguró que todo era una gran mentira, y que
cuando se enamoró del ex candidato presidencial y ex ministro estaba libre.
Raúl Diez Canseco
Terry, de 69 años, también
habló de su relación de pareja y comentó que cuando la prensa afirmó que le
había quitado la novia a su hijo "fue
una infamia y me mataron, pero cómo es la vida, muchos de los que me atacaron,
están presos, olvidados".
Tras 13 años de
silencio, el empresario y ex ministro en el gobierno de Alejandro Toledo,
remarcó que la relación con Luciana "demuestra
que no" fue el capricho de un
tío. Sobre la diferencia de edad de 30 años con Raúl Diez Canseco, Luciana de
la Fuente dijo que la edad es un estado mental.
La nutricionista
reveló que conoció al hijo de Diez Canseco en "una academia cuando nos preparábamos para postular a la
universidad y a mi esposo me lo presentaron a los 27 años".
La pareja se lució
completamente enamorada y disfrutando de un gran momento.
En el 2004 Diez
Canseco renunció al cargo de ministro de Comercio Exterior y Turismo para ser
investigado por presuntos beneficios al padre de su actual esposa. El caso fue
archivado años después.
En 2013, Diez Canseco
Terry habló sobre el tema. “Eso es una
falsedad, como diría la Iglesia, pecado mortal de aquellos canallas que dijeron
semejante mentira”. Y acotó: “Yo tengo la esperanza en que algún día el que
desmienta eso sea él mismo (su hijo) porque es la única manera en que ambos
viviremos en paz (…)”.
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