* Gestión de Janet Cubas es un enfermo que agoniza y donde el gallinazo de la realidad espera el momento para darse el banquete.
* “Janet Cubas le debe a Chiclayo un gesto de dignidad y
sacrificio.
* Debería irse sola de la municipalidad provincial de Chiclayo”.
Mucho se ha dicho sobre lo que significaba la presencia
de Janet Cuba Carranza como alcaldesa de Chiclayo. Las opiniones iban desde su
identidad por ser chiclayana neta y tener la experiencia de haber sido regidora
y una profesional con una trayectoria laboral, hasta destacar su condición de
ser mujer, la primera mujer que llego por elección popular al sillón edil
chiclayano.
Sin embargo, el tiempo y la inacción que permite la
subsistencia y resistencia de los problemas, nos ha vuelto a la realidad. No se
trata, en Chiclayo de tener a solo a una persona nacida en la Capital de la
Amistad como autoridad edil. Todo parece indicar que quien dirija los destinos
de Chiclayo, debe ser alguien que lidere un equipo técnico con experiencia en
gestión municipal y manejo político de la ‘cosa publica’ que ordene la casa sin
dejar de poner en marcha un plan de trabajo que debe ser el resultado de un
análisis de las condiciones en las que se encuentra no la ciudad, sino la
entidad municipal desde donde se administran los servicios.
Cuando se presentan los planes de gobierno como parte de
un requisito legal de competencia electoral, los grupos políticos y postulantes
señalan generalidades como acciones y soluciones a los diferentes problemas y
rubros de labor u obligación municipal;
por ejemplo, en ‘limpieza publica’, todos indican, ‘haremos de
Chiclayo una ciudad limpia y segura’; o, lo que tuvimos que escuchar como
promesa política dentro del campo de la transitabilidad y solución al problema
de la transitabilidad vehicular y peatonal ¡construiremos cuatro baipás! Pero
que significa eso y más, sino un ‘buen deseo’, un anhelo que solo
refuerzo la vieja frase ‘el papel aguanta todo’.
Lamentablemente Janet Cubas Carranza es después de un año
de gestión, más de lo mismo, de todo
aquello que todo aborrecemos como ‘producto político’, y no se trata de
señalarla como corrupta, porque el nivel
de critica no tiene por qué llegar a ese adjetivo, ya que existen otros que, definitivamente,
resultan siendo más ofensivos (pero directamente proporcionales a la ‘función
de la alcaldesa’);incapaz, inútil, inoperante, porque no ha podido
solucionar nada y por el contrario se ha convertido en parte del problema.
Lo de la señora alcaldesa Cubas Carranza es más que una
decepción, Su liderazgo es de ‘papel cometa’ frente a una tempestad, su idea de
gobernar es el sueño erótico de un ciego; su capacidad de rodearse de la gente
adecuada, profesionalmente y técnica, tiene fecha de vencimiento con
retroactividad. Nada de lo poquísimo que ha intentado hacer, puede considerarse
correcto. En simple y sencillo:
¡DESASTRE TOTAL!
La gestión de Janet Cubas es un enfermo que agoniza y en
donde el gallinazo de la realidad espera el momento para darse el banquete.
Todas las áreas ediles han colapsado. Ninguna puede
mostrar un avance que califique en el concepto de ‘aceptable’, pero ese
colapso se debe a que siguen haciendo lo mismo, es decir, trabajan sin el
sentido técnico de una reforma u orientación para que pueda ser mejor, porque
nadie guía ese proceso.
El pésimo resultado del trabajo de Janet Cubas ni
siquiera es políticamente aceptable para quienes ya están pensando en
remplazarla, porque la persona que le suceda, con solo limpiar el parque
principal y erradicar los ambulantes de él, calificará como ‘mejor gestión’.
Y si somos capaces de llegar al borde de ese concepto, nuestra ciudad pide a
gritos que el gallinazo empiece a depredarla.
Entre el desatino y la improvisación, se va creando la
constante la constante de hacer un trabajo que sienta el precedente de lo
nefasto, y de lo que podría ser peor al determinarse la posibilidad de que no
se pueda corregir.
Janet Cubas Carranza le debe a Chiclayo un gesto de
dignidad y sacrificio. Debería irse sola de la municipalidad provincial de
Chiclayo por dignidad.
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