NO SE CAE… NI MADURO | POR: ELÍAS DANIEL PINGLO


Lo que sucede en Venezuela debemos mirarlo a través de la lupa de las conveniencias globales. En ese terreno, los afanes democráticos se quedan calladitos y guardados, en tanto los negocios sigan produciendo enormes ganancias.

De nada valen entonces los gritos del representante peruano ni su pretendida indignación cuando, al mismo tiempo, los demás miembros de la mesa interamericana reciben órdenes expresas de no romper con quien les facilita algo que todavía resulta ser estratégico en su desarrollo: el petróleo.

Y Venezuela sigue abasteciendo con petróleo a muchos países de Iberoamérica al punto que hasta los Estados Unidos se preocupan ahora que Maduro ha amenazado con anular los contratos ya establecidos con dicho país para la extracción de petróleo y entregar a cambio esos derechos a los países que forman el BRICS, según sus iniciales: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Todo esto que sucede, es un movimiento de ajedrez global digno de un nuevo Macchiavello que aconseja: mucho tacto, be careful.

Es más, si desde nuestro país reclamamos por DEMOCRACIA en territorio ajeno, debemos primero autoevaluarnos para analizar si lo que vivimos acá es una verdadera democracia y gozamos de toda la razón al querer que algo parecido se imponga más allá de nuestras fronteras.

También tendremos que considerar que Perú le vende más al año a Venezuela que lo que le está comprando y por tanto una ruptura total de relaciones comerciales terminará perjudicando a los fabricantes de prendas de algodón y sintéticas que son los mayores exportadores hacia la tierra de los chamos, según lo que informa el ministerio respectivo de por acá.

Otra perla más que debemos estudiar es si esa nueva ola de migrantes, que por culpa de Maduro llegaría desde el exterior, contaría con algún documento que certifique quién es quién, pues como están las cosas a ninguno le podríamos exigir siquiera un cartón de identidad ni antecedentes dentro de esa esperada marejada de venezolanos, sin embajada allá ni embajada acá que pueda identificarlos y de éste modo, quedaremos realmente indefensos con el derrumbe de nuestros sistemas de seguridad interna, si es que funcionan todavía.

Por eso, la madurez debe reinar en esta etapa que tanto pregona de solidaridad urgente por las redes sociales, en las que nos envían diariamente videos pretendiendo que se abran puertas totalmente a quienes lleguen y después, silenciosamente, se ubicarán en labores, puestos de trabajo y funciones que antes eran solamente peruanas.

No olvidar tampoco que la visión peruana al inmediato futuro es un crecimiento de plazas laborales como efecto de la llegada de China oficialmente a nuestro territorio. Chancay está a un paso del almanaque. Lo que suceda después, solo queda imaginarlo. Pero por ahora, el caramelo apetecible de la riqueza se ubica en las costas del Perú y aquí ni siquiera estamos seguros de que somos “independientes”.

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