El fallecimiento de Alberto Fujimori, expresidente de Perú y líder del fujimorismo, ha reactivado el debate sobre su legado y futuro de su movimiento político. Javier Torres afirmo que la muerte de Fujimori “marca el inicio del fin del fujimorismo”, movimiento que ha sido una de las fuerzas más influyentes en la política peruana desde 1990.
Torres explico que, tras la desaparición de su
figura central, el fujimorismo liderado en los últimos años por su hija Keiko
Fujimori, entra en una etapa crítica.
“Keiko
vivía del crédito político que le dejó su padre”. Su capital ha sido lo que él
hizo, pero cada vez más ese legado se diluye. La muerte de Fujimori no solo
marca el fin de un ciclo, sino también el inicio de un proceso de desgaste que
podría culminar con la desaparición del fujimorismo tal como lo conocemos”,
afirmó Torres.
El analista también reflexionó sobre las
diferencias entre la figura de Keiko y la de su padre.
“Si
Fujimori se lanzaba a la presidencia, sacaba más votos que Keiko. Ella nunca
ha tenido el peso político que tuvo su padre, y eso lo hemos visto en todas
las elecciones que perdió”, comentó Torres, subrayando que el apoyo al
fujimorismo se ha reducido con el paso de los años.
La sombra del autoritarismo y la deuda con la
democracia
Torres destaco que la figura de Alberto Fujimori
ha dejado una marca indeleble en la historia del Perú tanto por sus políticas
económicas como por las graves violaciones de derechos humanos cometidas
durante su gobierno.
“Nos enfrentamos a una situación en la que muchos
parecen olvidar o restar importancia a lo que ocurrió en la época de Fujimori:
el autogolpe de 1992, el control total del poder junto a Vladimiro Montesinos y
Hermoza Ríos, el Grupo Colina, los casos de Barrios Altos, La Cantuta, las
esterilizaciones forzadas”, señaló Torres.
El analista también hizo una advertencia sobre los
peligros de la nostalgia autoritaria en el Perú contemporáneo.
“Parece que no hemos aprendido nada. Seguimos
buscando lideres que concentren el poder, que pasen por encima de la ley, y eso
es sumamente peligroso. La liberación de Fujimori fue un retroceso en el avance
que habíamos logrado en términos de derechos humanos y democracia”, aseveró.
El FUTURO INCIERTO DEL FUJIMORISMO
Torres finalizo su análisis señalando que la
muerte de Alberto Fujimori deja al fujimorismo en un momento de incertidumbre
político.
“El
apellido Fujimori ya no tiene el peso que tuvo antes, y Keiko Fujimori
enfrentara un futuro electoral difícil. Probablemente el 2026 sea el fin
definitivo del fujimorismo, con una posible derrota de Keiko que podría no
llegar ni a la segunda vuelta”, afirmó.
Torres advirtió que el fenómeno del fujimorismo ha
dejado una profunda huella en la política peruana y que mucho de las practicas
autoritarias que caracterizaron al régimen de Fujimori siguen presentes en la
actualidad.
“Aunque el fujimorismo como proyecto político este
declive, lo preocupante es que todavía existen figuras y grupos que buscan
concentrar el poder como lo hizo Fujimori. Es algo que no podemos permitir si
queremos vivir en una sociedad verdaderamente democrática”, concluyó.
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