* Héctor Aguinaga fue separado por resolución
firmada por el presidente ejecutivo, pero al parecer mantiene acceso, poder y
privilegios.
* Denuncias apuntan a complicidad de funcionarios locales y nacionales, así como a una presunta red de compras irregulares con sobrecostos.
Lambayeque. — Lo que ocurre en la Red Prestacional
Lambayeque de EsSalud va más allá de una simple irregularidad administrativa:
se perfila como un presunto caso emblemático de corrupción institucional con
alcance nacional. Según refieren trabajadores de la institución, a la vista de
trabajadores y usuarios, un exasesor cesado hace más de 18 días continúa
despachando desde su oficina, firmando documentos y dando órdenes como si aún
ostentara el cargo,
El protagonista de este escándalo es Héctor Aguinaga,
ingeniero agrícola sin formación en el sector salud, cesado oficialmente
mediante la Resolución N.° 785-2025-PE-ESSALUD, firmada el 24 de junio de 2025
por el presidente ejecutivo de EsSalud, Dr. Segundo Cecilio Acho Mejía. Sin
embargo, la medida no se ha ejecutado y Aguinaga sigue actuando con total
normalidad dentro de la institución, a pesar de la existencia de la resolución
señalada.
BLOQUEO OMITIDO Y PRESUNTA PROTECCIÓN INTERNA
Fuentes internas señalan que la administradora de la Red
Lambayeque, Erika López Cajas, junto con el área de Recursos Humanos y
Administración de Personal —bajo su dependencia—, no habrían bloqueado el
acceso de Aguinaga al sistema de asistencia (Tempus) ni a las instalaciones
estratégicas. “Esto no es un descuido, es protección deliberada”, advierten
trabajadores que piden reserva de identidad.
Incluso con la llegada del nuevo gerente, Dr. Segundo
Zavaleta, quien ha emitido múltiples oficios solicitando la ejecución inmediata
del cese, la respuesta desde la sede central en Lima ha sido el silencio.
Las preguntas se acumulan: ¿Por qué EsSalud no aplica su
propia resolución? ¿Quién gana con la permanencia de Aguinaga? ¿Existen
intereses de alto nivel que blindan esta irregularidad?
VARIAS COMPRAS CUESTIONADAS Y SOBRECOSTOS
El malestar se agrava en la institución, con denuncias
sobre compras de mobiliario innecesario y con presuntos sobrecostos. Parte de
este material, adquirido sin justificación técnica, permanece abandonado y
deteriorándose a la intemperie, mientras se reemplazan muebles en buen estado.
A esto se suman acusaciones de hostigamiento laboral y desplazamiento de personal local calificado por
funcionarios provenientes de Junín, así como habilitaciones de espacios sin
criterio técnico, absorbiendo recursos que deberían destinarse a insumos
médicos, equipamiento y atención directa a los asegurados.
POSIBLES
DELITOS Y GRAVE OMISIÓN DE AUTORIDAD
Juristas
consultados advierten que la permanencia de Aguinaga podría configurar
usurpación de funciones, resistencia a la autoridad, omisión de actos
funcionales y encubrimiento personal. Estas infracciones penales podrían
alcanzar no solo al exasesor, sino también a quienes han permitido que el cese
quede en papel, tanto en Lambayeque como en Lima. De otro lado los actos de
administración y otros devendrían en nulidad por cuanto de acuerdo a la
resolución de cese, ya no es funcionario.
UNA
BOMBA DE TIEMPO PARA ESSALUD
El
caso deja en entredicho la capacidad de control y transparencia de EsSalud a
nivel nacional. De no tomarse medidas inmediatas, la institución podría
enfrentar un doble golpe: la confirmación pública de una cadena de
complicidades y el eventual retorno de Aguinaga por vía judicial, lo que
dejaría en ridículo a la propia alta dirección que dispuso su separación.
La
interrogante es inevitable:
¿La sede central de EsSalud es víctima de engaño o cómplice consciente? En ambos escenarios, el daño a la imagen institucional, a sus trabajadores y a los asegurados ya está consumado.
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