Nació sin privilegios
económicos, en un hogar donde le enseñaron a estudiar y trabajar. Ahora quiere
iluminar el futuro de Cajamarca.
En Lajas, un distrito
altoandino de la provincia de Chota, región Cajamarca, donde el frío cala y la
vida avanza al ritmo del esfuerzo diario, nació hace 40 años un niño que soñaba
con algo que parecía lejano: ser ingeniero y transformar la realidad de su
gente. Ese niño se llama Martín Dávila Pérez, y su historia es una de esas que
no necesitan adornos: es la historia de una lucha constante, de disciplina, de
estudio y de servicio.
Los inicios: entre la
escuela pública y el sueño de superación.
Martín creció como
muchos cajamarquinos: estudiando en escuela y colegio público, caminando duro
para llegar a clases y ayudando a su familia cuando hacía falta. Desde pequeño
entendió que la educación era la única ruta que podía abrirle puertas.
Terminó el colegio
nacional Anaximandro Vega en Lajas y, con más ganas que recursos, llegó a la
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo para estudiar Ingeniería Mecánica
Eléctrica, una carrera donde pocos perseveran. No solo terminó, sino que lo
hizo en el quinto superior. A partir de ahí, su camino fue claro: seguir
preparándose para servir mejor.
Culminó una maestría,
un doctorado, diplomados especializados y formaciones técnicas que le dieron el
dominio que hoy tiene sobre redes eléctricas, eficiencia energética,
generación, transmisión, distribución y políticas públicas.
17 años llevando luz
donde antes había oscuridad
Su trayectoria
profesional comenzó en Electronorte desde el año 2008 ocupando distintos cargos
como practicante, asistente, analista y supervisor. Con los años, se convirtió
en jefe de Unidad Empresarial en Cajamarca Centro, jefe de Proyectos y gerente comercial.
En el Ministerio de
Energía y Minas asumió la dirección general de Eficiencia Energética y el cargo
más relevante del sector de energía en todo el país, como viceministro de
Electricidad, viceministro Hidrocarburos y viceministro Minas.
Sin embargo, cuando a
Martín se le pregunta cuál ha sido su mayor logro, no menciona cargos, oficinas
ni títulos. Indica algo más simple y más grande a la vez: “Más de 70 mil
familias ahora tienen luz. Ahí está mi verdadero trabajo, mis resultados.”
Durante más de una
década caminó caseríos, centros poblados y comunidades altoandinas llevando
electrificación donde nunca antes había llegado. Señoras que encendieron un
foco por primera vez, niños que al fin pudieron estudiar de noche, familias que
dejaron las velas, los mecheros y lámparas a kerosene, para tener mejor calidad
de vida.
“Esta obra no se borra,
queda para siempre en cada familia que vio la luz por primera vez”, expresa el
ingeniero Martín Dávila.
De técnico a
funcionario nacional.
Servir sin olvidar el
origen. Su paso por el Ministerio de Energía y Minas lo llevó a una dimensión
distinta: la gestión pública. Desde los viceministerios de Electricidad, Minas
e Hidrocarburos, Martín formó parte de decisiones estratégicas para el país.
Pero, a pesar de los
cargos altos, nunca dejó de regresar a Cajamarca ni de caminar sus pueblos. Él
lo dice así:
“Mi origen no lo cambia
ningún puesto. Yo soy del puerto de Lajas y mi corazón está en Cajamarca.”
Un nuevo sueño: servir
desde el Parlamento
Tras más de 17 años de
trabajo técnico y de gestión, Martín reconoce que aún hay mucho por hacer: más
servicios básicos, mejores carreteras, más oportunidades para los jóvenes,
atención real para las zonas rurales y una política que entienda a la gente en
vez de darle la espalda.
De esa necesidad nace
su nuevo objetivo: postular al Congreso como Diputado por Cajamarca.
No como un salto en su
carrera, sino como una forma de multiplicar los resultados que ya logró en la
región.
“Si desde un puesto
técnico pude llevar luz a miles de hogares, desde el Parlamento puedo servir a
muchas más familias. Ese es mi sueño hoy.”
UN PROFESIONAL CON
VOCACIÓN SOCIAL
Más allá de su
formación académica y su experiencia en altos cargos, lo que más resalta en su
trayectoria es el impacto social de su trabajo. Su historia no es la de un
político tradicional; es la de un profesional técnico que conoce el territorio,
ha vivido en carne propia las carencias del campo y ha demostrado que el
servicio público sí puede generar cambios reales.
Martín Dávila quiere
llevar esa experiencia al Congreso para que la voz de Cajamarca, de la ciudad y
el campo, de los caseríos, de la gente que trabaja duro y que rara vez es
escuchada, esta vez tenga un representante que conozca su realidad y que sabe
cómo gestionar soluciones.
La historia de Martín
comienza en un pequeño pueblo de Chota, avanza por aulas universitarias,
oficinas técnicas, localidades y comunidades electrificadas, ministerios
nacionales… y hoy lo coloca frente a un nuevo desafío político.
Su vida demuestra que
el servicio, cuando viene del corazón y del conocimiento, puede transformar
regiones enteras.
Y ahora, su mirada está puesta en un escenario mayor: llevar esa transformación
al Parlamento para servir a Cajamarca y al Perú, postulando como diputado con
el número 2 por el partido político Alianza Para el Progreso.