En declaraciones a la agencia Andina, Tavera calificó estas
hipótesis como meras creencias populares o leyendas urbanas, muy parecidas a
las que señalan que la mala suerte estará determinada por el hecho de que un
gato negro se cruzó en el camino.
“No existe ningún solo estudio y ninguna sola investigación
que confirme que realmente hay una relación del clima con los sismos. Si no hay
ningún trabajo de ese tipo entonces realmente no hay relación”, manifestó.
Descartó, en tal sentido, que las lluvias, vientos o
tormenta eléctricas vayan a afectar la corteza terrestre al punto de generar un
movimiento telúrico.
“Los fenómenos que ocurren en la atmósfera no tienen nada
que ver con los fenómenos que ocurren al interior de la tierra”, anotó, tras
aseverar que los sismos como el ocurrido en México, son producto, generalmente,
de fallas geológicas.
Reconoció, sin embargo, que hay muchos casos, a lo largo de
la historia, de coincidencias entre una fuerte lluvia o vientos intensos con el
registro de un sismo.
“Usted cuando se levanta y dice mire cómo ha cambiado el
clima y de casualidad se produce un sismo entonces automáticamente lo
relacionan”, subrayó.
Por su parte, la especialista del Senamhi, Raquel Loayza,
dijo que aún está en estudio la existencia de alguna relación entre los
fenómenos atmosféricos con las ondas telúricas.

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