- Los estadounidenses están habituados a comprar todas las frutas y verduras que quieren y cuando las quieren, en buena medida gracias a las importaciones procedentes de México.
(Gestión) Una palta o aguacate cuesta un día US$ 1.50. Al día
siguiente cuesta el doble, y esta semana, apenas días después de una
publicitada rebaja en Whole Foods, los precios mayoristas de la palta
alcanzaron un récord.
Si se piensa que ahora los precios son impredecibles, hay
que saber que podrían empeorar mucho más, dicen algunas compañías productoras,
según cómo el gobierno de Trump renegocie el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte.
Los estadounidenses están habituados a comprar todas las
frutas y verduras que quieren y cuando las quieren, en buena medida gracias a
las importaciones procedentes de México.
En el caso de las paltas, en especial la omnipresente
variedad Hass, las importaciones son necesarias.
“Los árboles de palta son muy difíciles” explicó Steve
Barnard, máximo responsable de Mission Produce, una importante firma
distribuidora. “No les gustan las temperaturas muy altas ni muy bajas. El sur
de California es el único lugar donde puede cultivarse palta Hass en los
Estados Jnidos debido al clima, la temperatura, el suelo, etc.”
Florida es demasiado húmeda, dijo, si bien ahí puede
cultivarse la impopular variedad de corteza verde. En la temporada de cultivo
de primavera y verano, California ya no tiene espacio para más árboles debido a
la urbanización y los costos de la tierra.
En teoría, podrían reconvertirse las plantaciones de
cítricos, pero es arriesgado, dijo Barnard, dado que los árboles de palta son
muy sensibles tanto a las heladas como al calor y tienen un rendimiento
alternado porque a una cosecha abundante le sigue una escasa.
En invierno, afortunadamente, cuando no se cultiva en
California, México continúa haciéndolo.
El país proporciona entre el 75% y el 80% del total de
paltas que comen los estadounidenses. El resto procede de Perú, Chile,
República Dominicana y California. (Colombia se dispone a incorporarse a esa
lista).
Y los estadounidenses comen gran cantidad de paltas; más de
3.2 kilos (7 libras) per cápita el año pasado, según una carta que nueve
compañías productores enviaron al representante comercial de EE.UU. Eso puede
compararse con apenas 450 gramos (1 libra) consumidos en 1996, el año anterior
a que México obtuviera acceso al mercado estadounidense.
Los precios fluctúan incluso con las importaciones
mexicanas. Siguen rigiendo las reglas de la oferta y la demanda, y la oferta se
ve afectada por las condiciones meteorológicas y la mano de obra.
“En las últimas semanas la demanda de paltas ha superado la
oferta, de modo que los precios han subido”, dijo en un correo electrónico
Caroline Gould, una portavoz de la Hass Avocado Board. Eso no sólo pasa en
EE.UU. La demanda también crece en China y en Europa.
“El clima”, agregó Gould, “ha desempeñado un papel
importante en el retraso de la nueva cosecha de palta de México, lo que ha
generado una escasez de oferta cuando la demanda es alta. Eso deriva en mayores
precios”.
Sin embargo, hasta en momentos en que los precios de la
palta llegan a niveles récord, un grupo de ocho compañías de frutas y verduras
pronostica que podrían subir aún más si en la renegociación del TLCAN el
gobierno de Trump cambia las reglas sobre derechos compensatorios y
antidumping.
Esos derechos apuntan a proteger a los productores
estadounidenses de competidores extranjeros que venden productos en EE.UU. a
menos que el costo de producción, a veces con subsidios de sus propios
gobiernos.
Algunos productores estadounidenses, tales como los
productores de tomates de Florida, quieren facilitar la imposición de esos
derechos.
A diferencia de los productores de California, cultivan todo
el año y consideran que los productores mexicanos son competencia desleal.
Las ocho compañías que se oponen, entre ellas Mission
Produce y Driscoll’s Berries, dicen que ese tipo de cambios podría abrir una
caja de Pandora de aranceles fronterizos, dado que México podría tomar
represalias e imponer sus propios gravámenes.
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