- Amplía sus posibilidades y les otorga mayor calidad de vida. También beneficia a sus familias.
(Clarin) Un niño que no puede caminar por su deficiencia, lo hace gracias a un invento llamado “exoesqueleto”. Un
adolescente que se le dificulta entender cómo comunicarse con las personas lo
hace ayudándose con una aplicación en su celular, u otro que no posee lenguaje
puede expresar aquello que desea gracias un conjunto de imágenes que tiene en
su teléfono. Otro niño va a la escuela y tiene una tablet que lo ayuda a
aprender al igual que sus compañeros y un joven con una discapacidad sensorial
o motriz puede ir a trabajar porque tiene los apoyos tecnológicos adecuados
para que su rendimiento sea como el de cualquier otro.
Hace sólo unas décadas atrás, esto hubiera parecido
ciencia ficción, sin
embargo, en los últimos años nos estamos acostumbrando que la tecnología
aumentó las posibilidades de las personas con discapacidad, apoyándolos en el
funcionamiento de su vida cotidiana y generando una mayor calidad de vida para
ellas y sus familias.
Estos apoyos tecnológicos permiten extender y expandir
las capacidades humanas. Estuvimos muy acostumbrados a ver las sillas de
ruedas, audífonos y otros elementos, pero poco se ofrecía para otras
discapacidades.
Con el desarrollo de la informática,
Internet y la caída en los costos producida por el software libre, la oferta se
multiplicó.
Hoy contamos con aplicaciones que mejoran el lenguaje y
la comunicación, la comprensión del mundo, permiten apuntalar las habilidades
sociales, facilitan el aprendizaje, la inclusión laboral, mejoran las
posibilidades de la iniciación deportiva y la competición de alto rendimiento,
acompañan en la recreación, la salida cultural, la seguridad y muchas otras
cosas más. Además, también contamos con tecnologías adaptadas para
cada ciclo de la vida de las personas y para cada
tipo de discapacidad.
Asimismo, es de destacar que, haciendo una rápida
revisión en las principales revistas científicas internacionales, se puede
observar un incremento exponencial de los trabajos publicados sobre esta
temática. Y a juzgar por los resultados que se obtienen y el interés que
suscitan, la tendencia indica que seguirán creciendo.
Por otra parte, nuestro país se encuentra en un muy buen
momento para a la promoción de la así llamada “tecnología inclusiva”, debido, por un lado, a la capacidad emprendedora de nuestros técnicos y
científicos, por el otro al gran protagonismo social que poseen las
personas con discapacidad y sus organizaciones. El Plan Nacional de
Discapacidad anunciado recientemente por el gobierno ofrece un marco ideal para
tal desarrollo.
Pero con esto nos toca también una responsabilidad
que debemos compartir.
Mucha de esta tecnología
inclusiva es gratuita, pero a veces no es accesible para todos, habrá que trabajar allí. Asimismo, es imprescindible
contar con sistemas de financiación de la tecnología inclusiva. Contar con líneas
de créditos y subsidios para usuarios, emprendedores, desarrolladores,
investigadores, familias, organizaciones. Dentro del universo de las
aplicaciones y productos que se ofrecen no siempre es fácil elegir, por ello
contar con formas de orientación para usuarios será necesario. El diseño deberá
estar guiado por la evidencia internacional y centrado en la persona con
discapacidad, siendo esta integrante de dicho proceso y verificador de la
calidad. Actualmente en países como España esto constituye una fuente e trabajo
para muchos.
Las tres ideas esenciales para seguir consolidando la
tecnología de apoyo a las personas con discapacidad son: la
diversidad genera crecimiento, la innovación es central para el desarrollo, la
inclusión es un proceso permanente.
*Carlos Conte es licenciado en
Psicología, magíster en Gestión de Servicios de Salud Mental y Doctor en
Ciencias Sociales. Miembro del Centro de Estudios en Discapacidad (CEDIS) y del
Comité de Evaluación de Proyectos de Investigación de la Universidad ISALUD.
Presidente de la Fundación para la Calidad de Vida de las Personas con
Discapacidad QUALIS. Ex Secretario General de la Comisión Nacional Asesora para
la Integración de las Personas con Discapacidad (CONADIS).
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