(Andina) Una serie de mitos se tejen alrededor de los sismos y es que
las creencias populares perduran con el paso de los años, a pesar de que la
información científica u oficial está ahora más cerca de todos gracias al
Internet.
Este ocurre por ejemplo cuando se acerca octubre, conocido
como el "mes de los temblores" pese a que los sismos
ocurren durante todo el año y quizá con mayor frecuencia en otros meses.
Según el jefe del Instituto Geofísico del Perú (IGP),
Hernando Tavera, este mito se debe a que las últimas generaciones sufrieron
eventos sísmicos en octubre, como el terremoto de 8.0 de magnitud ocurrida el 3
de octubre de 1974. "Decir que en octubre hay más temblores no es cierto,
solo es una creencia popular", aseguró en diálogo con la Agencia
Andina.
Si eso fuera cierto, anotó Tavera, la gente que vive en Pisco
tendría que decir que en agosto ocurren los sismos pues el terremoto
del año 2007 ocurrió el 15 de agosto. "Entonces en agosto los
habitantes de Pisco tendrían que ir a Lima para protegerse y en octubre
regresar a Pisco; eso no ocurre así".
Otro mito es creer que cuando hay mucho viento habrá
un sismo o que los temblores ocurren en cada cambio de estación.
"Cualquier persona que realmente quiera darse cuenta debe tomar un
cuaderno y cada vez que hay viento fuerte, anotar. Se dará cuenta que no hay
coincidencia".
De igual modo, refirió, en el terremoto del callejón
de Huaylas (Ancash) en 1970, la gente pensaba que el Sol había salido
porque ocurrió el evento sísmico, pero al día siguiente también hubo Sol y no
ocurrió ningún sismo.
"Los terremotos ocurren cuando deben ocurrir, no hay
fecha predilecta, ni horario ni estaciones", puntualizó.
OÍDOS DESARROLLADOS
Lo que no es un mito sino una verdad es la capacidad de
algunos animales, como los perros, de percibir los sismos antes que las
personas gracias a sus oídos agudos y desarrollados.
"Eso sí es cierto. Antes que el sismo libere su
energía, las rocas (del subsuelo) empiezan a fracturarse y generan un ruido de
alta frecuencia que el oído humano no es capaz de percibir, pero los perros
sí".
Es por esa razón que empiezan a ladrar, a inquietarse, a correr
de un lugar a otro, porque el ruido los altera. Prácticamente
"avisan" de la ocurrencia de un evento sísmico segundos antes de que
se produzca la ruptura máxima de la roca.
Sobre el particular, la médico veterinaria Tania Ramírez
explicó a la Agencia Andina que los perros tienen el oído bien
agudo y por eso sienten no solo las vibraciones de un sismo sino que se aturden
con los fuegos artificiales de las fiestas de fin de año.
"Algunos canes se ponen muy nerviosos, están inquietos,
ladran para llamar la atención, suben y bajan las escaleras, pero otros perros
tienen una personalidad más serena y, si bien sienten las vibraciones, no
muestran ninguna preocupación", refirió.
Ramírez recomendó que al igual que las personas, los canes
también deben tener una mochila de emergencia en la que se incluya un plato, el
tiro y collar, la botella de agua, la bolsa de comida, artículos de botiquín y
una identificación en caso se pierda.
Otros animales que también perciben los sismos son los gatos
y las aves. "Pero ambos son indiferentes; sin embargo, el perro percibe
todo y por eso sabe cuando su dueño está enojado, triste o alegre. Solo los
perros con edad avanzada tienen dificultad para detectar las vibraciones de un
temblor".
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