Papa Francisco: “Mujeres en la iglesia artífices de
humanidad”.
* En la audiencia general del 8 de marzo las palabras del
Papa Francisco están llenas de gratitud por el mundo femenino.
* El pensamiento del Pontífice, tras la catequesis, se
dirige a todas las mujeres y en particular a las presentes en la plaza San
Pedro.
En el Dia Internacional de la Mujer, pienso en
todas las mujeres; les agradezco su compromiso con la construcción de una
sociedad más humana, gracias a su capacidad para captar la realidad con una
mirada creativa y un corazón tierno ¡este es un privilegio exclusivo de las
mujeres! Una bendición especial para todas las mujeres de la plaza ¡Y un
aplauso para todas las mujeres! ¡se lo merecen!
En este día 8 de marzo, el deseo es que la mirada
creativa y el corazón tierno de las mujeres regeneren el mundo plagado de odio,
guerras y egoísmo.
La fecha de hoy 8 de marzo, nos invita a reflexionar
sobre la condición de la mujer y a renovar nuestro compromiso, para que siempre
y en todas partes cada mujer pueda vivir y manifestar plenamente sus capacidades,
obteniendo el pleno respeto de su dignidad.
¡cuántas mujeres han sido y siguen siendo valoradas más
por su aspecto físico que por sus cualidades personales, su competencia profesional,
sus obras de inteligencia, la riqueza de su sensibilidad y, en definitiva, por
la dignidad de su ser! ¿Y qué decir, entonces, de los obstáculos que, en tantas
partes del mundo, siguen impidiendo a las mujeres participar plenamente en la
vida social, política y económica?
Que a las mujeres “se les respete cada vez más su
dignidad y se valoricen sus potencialidades positivas”, Esa fue la oración
pronunciada por Francisco a la hora del Ángelus.
La mujer, es la coronación suprema de la creación, de la
que en cierto sentido representa la obra maestra, la mujer, esta dulce criatura,
en cuyas delicadas manos de Dios parece haber confiado gran parte del futuro
del mundo, como ayudante del hombre, la mujer, expresión de todo lo que hay de más
bueno, amoroso y bondadoso en este mundo, sigue siendo, a pesar de una engañosa
apariencia de exaltación, a menudo objeto de desprecio.
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