Con anterioridad
publicamos un artículo titulado “Salud urgente y lo importante”, con el
ánimo de generar conciencia de que uno de los temas que requerían la atención
eficiente del Estado era el de la Salud, el cual lejos de haber mejorado, ha
ido como el cangrejo, para atrás y rápidamente.
En cuanto a la
prestación del servicio de salud, tenemos la brindada por el sector privado, en
que la competencia, principalmente, ha hecho que sus establecimientos como
clínicas, policlínicos, centros de salud y consultorios entre otros, mejores
permanentemente el cuidado al paciente.
Del otro lado,
tenemos la atención de la salud desde el Estado, sea directamente en sus
establecimientos asistenciales, sean en los destinados a los asegurados de EsSalud.
En cuanto a los prestados por el Estado, se fundó el SIS en el que se
asigna n importantes recursos presupuestales para otorgar el servicio en
cuestión de forma óptima sobre todo a quienes no están asegurados en EsSalud
y a quienes no cuentan con recursos económicos para su atención privada.
Los asegurados en
EsSalud son los trabajadores, por los cuales el empleador paga la prima
de seguro o cotización, que es nada menos que el equivalente al 9% de
las remuneraciones de los trabajadores, usen o no los servicios del seguro,
cuya naturaleza es la de solidaridad, en que los aportes de los que no lo
utilizan ayudan a solventar a los que si lo hacen.
Penosamente la
salud está cada vez peor, puesto que los cada vez más frecuentes cambios en el
MINSA contribuyen al deterioro del servicio; lo que también se advierte en
EsSalud, que después del optimo desempeño de la economista Fiorella Molinelli, se
han sucedido varias presidencias que por lo breve de sus gestiones y no siempre
con solvencia profesional han hecho que hoy día los usuarios del servicio estén
quejosos, molesto y hasta indignados y, con mucha razón.
El servicio
asistencial que debe prestar EsSalud no es gratuito, los fondos con los que
cuenta esa institución lo solventan los empleadores para sus trabajadores. El
Estado no pone ni siquiera un recurso simbólico y usualmente se encuentra en
mora para el pago de las cotizaciones que le corresponden como empleador.
El maltrato a
los asegurados es enorme, los hacen formar interminables colas para su
atención, muchas veces en las emergencias de los hospitales y Centros de Salud
no se dan abasto y los que deberían ser realmente los dueños de un excelente
servicio, son tratados peor que enemigos. Esto sin ahondar en la insensatez de
algunos profesionales que se desaparecen a trabajar en Universidades, clínicas
particulares, se van de permiso, etc.
Las citas se
otorgan para cuando San Juan baje el dedo, a los pobres asegurados los hacen
recorrer diversos establecimientos, pero no son atendidos y se empeñan para ser
atendidos privadamente.
Se les
esconden los registros de quejas y reclamaciones, las oficinas de atención al
asegurado son un chiste, con lo cual la defensoría del asegurado es ilusión.
Es hora de que se
cambie la normatividad y que los asegurados directamente elijan a sus
representantes en el directorio de EsSalud e incluso denuncien
penalmente a quienes no les brindan la atención, ya que no deben ser
abandonadas las personas en peligro.
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