El papa Francisco se reúne con sacerdotes y religiosos de Córcega y reflexiona sobre los desafíos de transmitir la fe en un contexto secularizado. A ellos, les ha instado a centrar su vida y servicio en Dios y no en la vanidad y les ha pedido tanto cuidar de sí mismos como de los demás, equilibrando la vida ministerial con oración, descanso y fraternidad, evitando quejas y envidia. Finalmente, exhorta a los sacerdotes y religiosos a perdonar todo y siempre.
El Papa Francisco
en su visita a Córcega centro su discurso en “la gracia de Dios”.
Francisco, en su discurso, reflexiona sobre los desafíos que enfrentan los
cristianos en Europa para transmitir la fe, especialmente en contextos que no
siempre favorecen el anuncio del evangelio. “Ustedes lo experimentan cada
día, pues los ambientes en los que trabajan no siempre se muestran favorables
para acoger el anuncio del Evangelio” y les recuerda que en el centro está
el Señor. “No estoy yo en el centro, sino Dios. Esto es algo que quizá cada
mañana, cuando sale el sol, cada pastor, cada consagrado debería repetir en la
oración, también hoy, en mi servicio, que no esté yo en el centro, sino Dios”.
Y dice esto porque Francisco considera que hay un peligro en la mundanalidad,
un peligro que es la Vanidad. “Ser un pavo real. Mirarse demasiado a uno
mismo. Eso es Vanidad. Y la Vanidad es un mal vicio con mal olor Pavonearse”. Después,
les hace, porque la vida sacerdotal o religiosa una doble invitación, cuidar de
sí mismo y cuidar de los demás.
CUIDAR DE SÍ
MISMOS
El Papa les
invita a “cuidar de sí mismos” porque la vida sacerdotal o religiosa “no
es un “Si” que hemos pronunciado una vez y para siempre cada momento es
necesario para decidirse a seguirlo”. Además, el Papa les recuerda que cuanto
más un sacerdote, una religiosa, un religioso, se entrega, se desgasta, trabaja
por el Reino de Dios, más necesario es también que cuide de sí mismo”.
“Un sacerdote,
una religiosa, un diacono que se descuida también terminara por descuidar a
quienes le son encomendados. Por eso es preciso una pequeña “regla de vida”-los religiosos la tienen y luego no la
cumplen-que incluya la cita cotidiana con la oración y la Eucaristía, el
dialogo con el señor, cada uno según su propia espiritualidad y su propio
estilo”.
CUIDAR A LOS
DEMÁS
En segundo lugar,
el Papa les ha pedido “cuidar de los demás” asegurando que la misión que
cada uno ha recibido tiene siempre un único objetivo: llevar a Jesús a los
demás. Aquí, los invita a encontrar en el contexto de hoy, las vías pastorales
más eficaces para la evangelización. “No tengan miedo de cambiar, de revisar
los viejos esquemas, de renovar el lenguaje de la fe”.
PERDONAR TODO
Y SIEMPRE
“A los
sacerdotes les digo que, en el sacramento de la reconciliación, no hagan
demasiadas preguntas. Escuchad y perdonad”. La invitación final del Papa Francisco es a
perdonar a “todo” y perdonar “siempre”. Aquí, les advierte de una
cosa cuando se encuentren en el confesionario “no torturen “con preguntas
del tipo, donde, como, cuando, con quien… “¡perdonen siempre!”.
Una advertencia
que no solo dirige a los sacerdotes, sino también a religiosas y religiosos, “perdonar,
olvidar cuando nos hacen algo malo, la comunidad ambiciosa se pelea. Perdonar.
El Señor nos ha dado el ejemplo ¡Perdonad todo y siempre! A todos, A todos”.
¡PAZ AL MUNDO
ENTERO!
El Papa ha
concluido con su frase preferida “La guerra es siempre una derrota”, “Paz al
mundo entero” especialmente para Tierra Santa en donde María dio a luz a
Jesús. “Paz para Palestina, Israel,
Líbano, Siria, Medio Oriente, Myanmar, Ucrania, Rusia. Una paz que también pide
para “las comunidades religiosas” recordando que “la guerra en las
parroquias siempre es una derrota”.
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