* Debates se convierten en escenarios donde imperan acusaciones mutuas y denuncias reciprocas.
Por: Luis Lamas Puccio
Uno de los aspectos más cuestionados que caracterizan los últimos procesos electorales en nuestro medio es el desempeño poco decoroso o inadecuado que han tenido algunas empresas encuestadoras, por lo general abocadas solo a tratar de influir por todos los medios para que el electorado elija candidatos que son proclives a sus intereses. Una somera apreciación denota una falta de rigor sobre la forma o manera como obtienen y procesan la información, que en lugar de contribuir para que el electorado defina en zona razonadas y ecuánime el candidato de su preferencia, por el contrario, desinforman y desnaturalizan esta decisión proporcionando datos o resultados que no necesariamente se condicen con la realidad.
Una evidencia son las convocatorias improvisadas a los debates mediáticos para que interactúen con las cifras que muestran determinadas encuestas, las que en lugar de tener como finalidad informar y educar al electorado sobre cada uno de los planes o proyectos que tiene cada candidato, al revés se convierten en escenarios contraproducentes en donde imperan las acusaciones mutuas y denuncias reciprocas.
CANDIDATOS DESPRESTIGIADOS
Todos los que participan terminan desprestigiados, a excepción del candidato que aparezca liderando las encuestas previamente coordinadas información periodística en los primeros planes de los medios de comunicación y entrevistas privilegiadas fortalecidas con las encuestas, van sistematizadas como parte de un solo bloque informativo que lo que busca es fortalecer la imagen y el apoyo incondicional a un candidato de su elección.
Hablamos de un componente valorativo trascendente en un proceso electoral y su incidencia decisiva sobre las decisiones que asuma a una parte importante del electorado, como resultado de haber brindado información nada cierta, precaria, incierta o no corroborada, incluso de dudosa veracidad sobre los datos o cualidades que se informa respecto a un candidato en especial, que no necesariamente se condicen con la veracidad de la información o los datos proporcionados. Lo escandaloso es que, hasta la fecha, nadie ni ninguna empresa encuestadora ha sido investigado, denunciado y menos condenado por haber engañado a la opinión pública publicitando información falsa en las encuestas.
INFORMACION TRUCADA
Aceptamos esa información inexistente o trucada como algo normal en la democracia, en todo caso resultado del furor del debate electoral. Un contexto desfavorable para la misma república, la transparencia, la igualdad de derechos, y en última instancia para el futuro del país que cree en la libre elección. No sin razón, sectores importantes de la ciudadanía manifiestan sus reclamos sobre la nula i poca fiabilidad que tienen las encuestas en momentos electorales importantes que pueden poner en tela de juicio la democracia y la transparencia como sistema de gobierno.
Me refiero a la información quimérica, figurada, manipulada e inconsistente que, de manera constante, intencionada, sistemática y permanente, se brinda al electorado para desmerecer o favorecer a un candidato que puede estar a favor o en contra de determinados intereses que están en juego.
En nuestro medio, las encuestas varían de manera tan sustancial, que más que orientar y guiar en forma adecuada y responsable la máxima decisión del electorado, por el contrario, suscitan desorden, desconfianza y confusión, aspectos que son fundamentales en todo proceso electoral que se supone es democrático, equitativo y justo.
FALSEAN LA REALIDAD
En el presente caso, no se trata de informar a la población sobre lo que opinan o sienten las mayorías o minorías relacionado con la libertad de prensa población y el derecho a la opinión, sino de falsear la realidad de manera intencionada, alevosa y dolosa, menospreciando, para alinear de forma amañada y diestra a la opinión pública con el objetivo de que asuma elecciones electorales contrarias a los fundamentos que rige el Estado de derecho y el mismo derecho electoral.
Se trata de falsear la realidad, simulando, suponiendo o alterando la verdad, suscitando graves perjuicios a terceros, a otros candidatos, al sistema electoral, a la población en general y en última instancia a la misma democracia como sistema de gobierno en el que supone somos que somos iguales y nos asiste los mismos derechos.
REALIDAD DESNATURALIZADA
- Me refiero a un severo juicio de valor respecto a una actitud inapropiada que en esencia desnaturalizada una realidad para perjudicar o favorecer a un candidato previamente determinado.
-Implica, a su vez, estar consciente de que la información que se publicita o es real y que lo que persigue en inducir en error, influir y provocar en el elector una decisión errada por el abuso del derecho a informar.
PENA DE CÁRCEL
No es que impere ausencia de legislación o autoridad competente para fiscalizar estas actividades, en razón a que el Código Penal establece castigos para estas malas conductas en materia informativa, que incluyen sanciones de entre dos y cuatro años de cárcel para aquellos que, de cualquier otro modo que no esté señalado en la ley, realizan una conducta simulando, suponiendo o alterando la verdad con grave perjuicios de terceros.
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