EL XENEIZE Y UNA NUEVA CONSAGRACIÓN


Todavía no eran las 12 del mediodía cuando empezaron a llegar. Faltaba más de una hora para que abrieran los accesos a la Bombonera, mucho más para que empezara el encuentro, pero pero ellos ya estaban ahí, firmes como siempre, para hacerle el aguante a Boca. A ese Boca que aguantaron cuando la cosa pintaba fea, cuando los de afuera le ponían fichas al rival de toda la vida, cuando la posibilidad de que el título se escapara se hizo presente. Si estuvieron en ese entonces, ¿cómo no iban a estar ahora que todo es jolgorio?

Entonces llenaron el estadio hasta más no poder. Incluso dio la sensación de que el filtro de cuatro partidos quedó corto. Es que como en esas noche de Copa Libertadores, competencia que a la  que Boca volverá en 2018, la Bombonera estuvo colmada. Colmada y vestida de fiesta.


Los jugadores llegaron en caravana, escoltados por una multitud que los acompañó desde la puerta del Hotel Madero hasta el epicentro del barrio de La Boca, donde se encuentra emplazado el mítico estadio xeneize. Allí los esperan miles y miles de almas listas para festejar esta nueva estrella, la 66ª de la historia del club y la 17ª de Guillermo Barros Schelotto en Boca, 16 como futbolista y (por ahora) una como entrenador.

En ese marco  se disputó un encuentro que sólo sirvió para ponerle más color a la fiesta. El invitado de honor fue Unión de Santa Fe, que, ya salvado del descenso y alejado de la pelea por la clasificación a las copas, tuvo apenas un papel de reparto. Acompañante del campeón, fue espectador de lujo en los festejos.

Hubo ovaciones para varios pero el que se llevó la más importante de todas otra vez fue Benedetto. El goleador del campeonato se despachó con dos tantos y amplió a cuatro la ventaja sobre Driussi como para confirmar por qué terminó en lo más alto de la tabla de los top scorers. Entonces la Bombonera estalló en un grito: "Olelé, olalá, el Pipa es de Boca, de Boca no se va". Claro que también recibieron el cariño de la gente Centurión, Barrios, Gago, Pavón y cada uno de los integrantes del plantel campeón.

Párrafo aparte para los mellizos, por supuesto, que tuvieron el temple suficiente para afrontar una situación que en un momento pareció complicarse. Por eso, y por todo lo que significan en Boca, también se llevaron la ovación de los hinchas, quienes, claro, no se olvidaron de los primos y le dedicaron el campeonato: "Es para vos, es para vos, gallina p..., la p... que te parió".


El descuento de Brian Blasi, a los 19' del segundo tiempo, casi no se sintió: no había manera de opacar el festejo. Menos aún cuando las bengalas se hicieron fuego e iluminaron el templo para celebrar que este año desde La Boca, desde La Boca, salió el nuevo campeón...
Una consagración con argumentos sólidos
¡Boca campeón! El grito brotó en la mitad más uno del país. A nadie le importó demasiado que el festejo se haya desatado mientras el equipo de Guillermo Barros Schelotto estaba en Bahía Blanca esperando su partido contra Olimpo… Ya el mundo del fútbol está acostumbrado a las victorias por goleada del caos que impone esta lógica inadmisible de la AFA en la que todo intento de buscar el orden queda relegado por la brutalidad de los hechos… Pero en la Ribera por estas horas sólo celebran…
Ajeno a estas cuestiones -o no tanto por el rol preponderante del presidente Daniel Angelici en la conducción de la AFA-, Boca se dio el gusto de conseguir su 32º título en la era profesional con argumentos inapelables: se consagró una fecha antes con una cosecha irreprochable del 70,23 por ciento de los puntos en juego, siendo el equipo más goleador del certamen (58 contra 50 de River), el que menos derrotas sufrió (sólo 3) y teniendo una de las retaguardias menos vencidas (22 tantos, uno más que Defensa y Justicia). Los números, sin duda, le otorgan la razón al equipo construido por el Mellizo.
 
Quizás este Boca no vaya a quedar en la memoria colectiva por mucho tiempo, pero, se sabe, los títulos permanecen para siempre. Los hinchas se jactarán eternamente de haber resistido la arremetida de un River que amagó con aguarles la fiesta, pero se ahogó antes de llegar a la otra orilla. Y Barros Schelotto se colgará la medalla de haber sido capaz de encarrilar a un equipo que pareció tocar fondo al perder el Superclásico.

Esa caída en la mismísima Bombonera fue uno de los tantos golpes que debió absorber el elenco xeneize para abrazarse al campeonato. Pasó momentos difíciles como las derrotas a manos de Atlético Tucumán y Talleres (éste último en la Ribera) y empates con sabor a nada como los recogidos contra Patronato (como local), Rafaela y Huracán.
Tuvo que soportar las justificadas críticas a un juego de vuelo bajo que sólo ganaba altura con algunas actuaciones de Carlos Tevez, la figura que se fue en la recta final tentado por una montaña de dólares; y algunos chispazos de Ricardo Centurión, ese joven incontenible que con su inconducta causó muchos problemas que pusieron a prueba la tolerancia del DT.
También debió hacerse fuerte tras la lesión de Guillermo Sara que dejó desnudo un arco que Axel Werner y Agustín Rossi no lograron vestir con el decoro esperado. Y, muy relacionado con este punto, penó por una defensa que jamás brindó demasiadas garantías y obligó a Barros Schelotto a ensayar variantes hasta lograr una formación que le permitiera dormir con algo más de calma.


Por supuesto Boca también tuvo muchos puntos altos como la irrupción del colombiano Wilmar Barrios, fundamental para equilibrar la mitad de la cancha, y la furiosa contundencia de Darío Benedetto en el ataque. Ellos se llevan la mayor proporción de los aplausos en un equipo que se nutrió de la calidad de Tevez mientras estuvo, de la habilidad de Centurión y la peligrosidad de un Cristian Pavón que cuando acierte todas las que define mal será un gran delantero.
Cuando las dudas comenzaron a arreciar en distintos pasajes del certamen, se impuso a un Newell´s que amagaba con presentar una mayor resistencia, goleó a Independiente, se lució contra un pobre Vélez en Liniers y aplastó sin misericordia a Aldosivi, con mucha ayuda de los marplatenses, claro.
Y festejó mientras velaba las armas para definir por mano propia contra Olimpo en Bahía Blanca. Quizás no contaba con la ayuda de San Lorenzo para derrumbar la tibia ilusión de un Banfield que sorprendió presentándole pelea casi hasta el final. Pero al nuevo campeón no le importa todo eso. Porque hoy por hoy, La Boca es la tierra de la alegría.

Gago: "Boca demostró que es un justo y merecido campeón"
El capitán de este Boca Juniors campeón anticipado del certamen de primera división 2016-2017, Fernando Gago, sostuvo que el título fue "muy especial" para él precisamente por haber ejercido esa función, mientras que el subcapitán y ladero suyo en la mitad de la cancha, Pablo Pérez, resaltó que "valió la pena sufrir tanto para conseguir algo tan hermoso".
"Para mi es un título especial porque fui el capitán de un grupo importante de jugadores de bajo perfil, que sin estridencias logró un campeonato", le confesó Gago a Télam visiblemente emocionado, en uno de los pasillos del hotel Argos, de Bahía Blanca, donde el plantel palpitó la definición del partido entre San Lorenzo y Banfield que le habilitó el título al 'xeneize' dos fechas antes de finalizar la competencia.

"Boca demostró, con los puntos que logró, que es un justo y merecido campeón. Es una alegría grande en este momento de mi carrera haber alcanzado el octavo título con esta camiseta", remarcó. Gago superó una rotura del tendón de Aquiles izquierdo y luego un desgarro en el recto anterior derecho, pero pudo superar ambas circunstancias y tras heredar la capitanía que ejerció durante medio campeonato Carlos Tevez, terminó convirtiéndose en el integrante de este plantel con más títulos en la historia: ocho.
En tanto el subcapitán Pablo Pérez sostuvo que "valió la pena haber tenido una temporada tan estresante por la presión de tener que salir campeones". "Hoy descubro que no me equivoqué en quedarme y hacerle caso a Guillermo (Barros Schelotto), porque antes de empezar este campeonato estaba a punto de irme a Independiente. En este momento somos los mejores del fútbol argentino porque somos los campeones. Y por eso nos acordamos 'un poquito' de River", le confió con un guiño cómplice a Télam.
Boca enfrentará desde las 19.45 de mañana a Olimpo en el estadio Roberto Carminatti y cuatro horas antes llegará su presidente, Daniel Angelici, y hablará con los medios, en tanto después del partido la delegación auriazul retornará a Buenos Aires en el mismo vuelo chárter de la empresa Andes que lo trajo a Bahía Blanca. 
Guillermo: "Lo importante es que Boca sea campeón"
En medio de los festejos en el hotel, el entrenador campeón Guillermo Barros Schelotto soltó algunas palabras ante la gran cantidad de periodistas que querían sus declaraciones. "Lo importante es que Boca sea campeón", dijo en referencia al título número 66 de Boca.
Cuando le preguntaron sobre el acompañamiento de la gente en la puerta del hotel y el festejo con los jugadores no se extrañó. "La gente de Boca es así", dijo el DT. Luego, el entrenador salió a saludar a los hinchas que festejan en la puerta del hotel. "Una alegría ver a toda esta gente", expresó luego de ir saludando a la mayor cantidad posible y hasta sacarse una selfie con un aficionado que se lo pidió.
"Es el primero como entrenador y es especial. Dedicado a todo Boca", agregó más tarde un poco más tranquilo. "Veníamos preparados para esta posibilidad de ser campeones y se dio. Lo ganamos bien, hemos sido un equipo muy goleador que ha salido a ganar en todas las canchas y eso nos da el torneo", agregó.
También comparó los momentos fallidos de Boca -mencionando el empate ante Patronato en La Bombonera- con el Real Madrid campeón que empató cuatro partidos seguidos o con el Milan de Arrigo Sacchi cuando perdió con el Foggia. Todo eso para marcar que en los torneos largos son cosas que pueden pasar pero que ayudan para que el equipo reaccione ante esos golpes. 
"No nos variaba jugar antes o después. El que juega al fútbol sabe que la presión se la pone uno", manifestó sobre este festejo sin jugar o sobre las polémicas que se dieron durante la última parte del certamen.
"Wilmar terminó en un gran nivel. Cuando llegó sabíamos que lo teníamos que llevar de a poco", dijo sobre el colombiano que al principio no era parte del equipo titular y que terminó como una de las figuras del campeón.
Mañana, Boca jugará ante Olimpo de Bahía Blanca como el campeón del fútbol argentino.

Chau fantasmas

Chau fantasmas, chau temores. Por fin el título, sin jugar, con dos partidos de sobra. Cómodo, como se veía venir tiempo atrás, aunque más cómodo de lo que se esperaba en este último mes, cuando el equipo cayó en juego y en resultados. Pero este martes llegó el grito tan esperado y la fiesta en Bahía Blanca, en el Obelisco, en las afueras de la Bombonera. La descarga de los hinchas, festejando un nuevo título un año y medio después con un referente de la historia como Guillermo al mando.


Ahí estuvo Benedetto, cantando como un hincha, con Ricky Centurión. Con todo el repertorio. Como Gago, otro que vuelve a dar una vuelta. ¿Le hará el pasillo como recibimiento esta noche el plantel de Olimpo? Fue un martes a lo grande, primero viendo por TV la caída de Banfield y después a los gritos, a los saltos, a las fotos, a las filmaciones. Viajaron todos a Bahía, para estar juntos en lo que podía ser, y fue, que es el campeonato.


Boca campeón. Desahogo total de los jugadores y de todo el pueblo boquense. Y en medio de esa celebración en el hotel, hubo mucho para River, que estuvo muy cerca de alcanzarlo y se cayó en el final. Hubo cantos de los players como si fueran hinchas y lo más bizarro llegó antes de salir a cenar: ahí se vio bajar a varias personas con sábanas blancas, por los fantasmas de la B. Abrieron un portón y salieron a cantar con la gente "el que no salta, se fue a la B". ¿Quiénes eran los jugadores? Ricky Centurión, Pavón, Tobio y Jara, acompañados por un fanático como Juan Carlos Crespi. Chau fantasmas, el título está en casa.

Resumen: 



Así lo festejaron




Fuente y Fotos: Espn, Ole, ElGráfico

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