Según se conoció de fuentes de primera mano, el presidente
Martín Vizcarra tuvo mucha injerencia en la designación de Lima como sede de la
final de la Copa Libertadores que se jugará este 23 de noviembre entre River
Plate y Flamengo
(ElComercio) Cuando el titular de la Federación
Peruana de Fútbol, Agustín Lozano, respondió una llamada en su
celular, tenía al otro lado de la línea nada menos que al Presidente de la
República, Martín Vizcarra. Era casi el mediodía del martes 5. La
sorpresa para el ingeniero chiclayano no solo fue escuchar, al otro lado de la
línea, el ruido de un rotor como de un helicóptero sino de oír la voz de
Vizcarra y, de enterarse que nuestro mandatario había recibido una comunicación
telefónica directa del presidente de la Confederación Sudamericana de
Fútbol (Conmebol), el paraguayo Alejandro Domínguez, quién le hizo ver que
Lima estaba siendo considerada -en esos momentos en Asunción- como posible
escenario de la gran final por el título de la Copa Libertadores entre
River Plate y Flamengo.
La noche anterior Domínguez se había contactado con
Lozano a fin de que resolviera algunos aspectos relacionados con temas
tributarios. El presidente federativo peruano respondió que a pesar de la
premura del tiempo, haría el esfuerzo para que Vizcarra tomara
la decisión. Según se conoció de fuentes de primera mano, Vizcarra le contó a
Lozano lo interesante que sería que una final de esta categoría se disputara en
nuestra capital; que Domínguez le había explicado los puntos a favor que
rodeaban a Lima como escenario de este partido; que él (Dominguez) se hallaba a
esa hora reunido con sus directivos, representantes de River y Flamengo y los
titulares de las asociaciones de Argentina, Brasil y Chile. Este último país
porque no se resignaba a perder la sede como desde un primer momento se fijó.
Esencialmente Domínguez quería obtener muy aparte de la
seguridad a los protagonistas de la gran final, arreglar el problema de
los impuestos. Ello considerando que los jugadores de River y del ‘Fla’
recibirán premios millonarios por la obtención del título y, al ganarlo en
suelo peruano, se verían obligados a pagar los impuestos que por ley deben
cumplir. Lozano, por su parte, en la llamada de Vizcarra logró que éste tomara
el mensaje de manera directa mientras el mandatario se dirigía al VRAEM a una
diligencia política y se transportaba en un helicóptero.
"¿Qué
necesitamos para no perder esta oportunidad? le preguntó Vizcarra a Lozano. Este le
respondió: “Que se atienda la solicitud tributaria de Conmebol, entre otros
temas”. Vizcarra imaginó que dando la indicación a su Primer Ministro
sería suficiente, pero no. Conmebol ya estaba reunido y
decidiendo cuál sería la ciudad elegida. En tanto, la sede de Asunción
permanecía en primer lugar porque desde siempre tiene resuelto el tema
tributario al ser sede de Conmebol. De forma paralela, Óscar Chiri, Secretario
General de la FPF, había acudido a Palacio de Gobierno a reunirse con el
Premier Vicente Zevallos y a exponer el caso de manera ‘express’. Explicó la
importancia de este evento deportivo y los réditos incalculables que se
ganarían.
Lozano pidió agilidad al presidente Vizcarra y ubicó por
teléfono a Domínguez y le indicó desde qué número procedería el llamado del
primer mandatario, que era de su Edecán, a quien Vizcarra le dio el número
celular para que lo llamara. Lozano trianguló dicho enlace y cuando las cabezas
de Conmebol y de la República del Perú se pusieron en contacto directo, todo
fluyó mejor. El estadio Monumental iba a ser escenario de la final
entre River y Flamengo.
Fue una charla de unos 25 minutos que obligó a un cuarto
intermedio de la reunión de dirigentes en el edificio de Conmebol. Luego,
Domínguez retornó a la sala mucho más que complacido y anunciando que tenía
buenas nuevas sobre Lima. Horas después, y con mayor análisis de los
escenarios, anunciaron que la final se venía al Perú. Domínguez, que había
buscado la exoneración de esos impuestos, lo logró.
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