Con un país indignado por las flagrantes evidencias de los latrocinios cometidos durante la Era de la Corrupción, la reacción de todos los miembros de la subclase política ha sido proclamar –ahora sí– que lucharán contra este flagelo: tal es también el generalizado mensaje de los candidatos a gobernaciones y alcaldías que participarán en los comicios del 7 de octubre.
Pero excepto el caso de Perú Nación, ninguno de esos
candidatos, a título individual o partidario, ha formulado una propuesta
concreta, válida y efectiva para lidiar con este gravísimo problema en un
contexto en el que el 92 % de los alcaldes del país están acusados de
corrupción y no menos del 50 % de los gobernadores regionales se encuentran en
el mismo predicamento.
La propuesta de Perú Nación y sus candidatos es clara y
contundente: en los lugares donde ganemos las elecciones se ejercerá Control
Popular a través de Comités Regionales y Vecinales Anticorrupciòn que serán
integrados por vecinos debidamente calificados, elegidos directamente por
votaciòn popular y cuya misión será vigilar la ejecución del presupuesto
institucional ejerciendo un control previo y ulterior para que realmente se
utilice en beneficio de la comunidad.
De esta forma, no serán ni el gobernador ni el alcalde
quienes designen a sus propios controladores sino los habitantes de cada
circunscripción, para evitar cualquier amarre o suspicacia y en el marco de un
informe mensual para que los vecinos estén permanentemente informados del buen
uso de su dinero.
Los comités deberán actuar en forma autónoma y contarán con
pleno apoyo de las autoridades electas para el cumplimiento de su misión,
ejerciendo su capacidad de denuncia discrecionalmente en el marco de un reglamento
que establecerá con claridad el alcance de sus funciones.
La idea es clara: ante la flagrante evidencia de una
corrupción sistémica, la cruda realidad de auténticas mafias municipales y
regionales y la inercia de autoridades impregnadas de corrupción para
combatirlas la única salida inmediata es empoderar a la ciudadanía para, sobre
todo, hacer control previo de la utilización del dinero y ejercer presión para
que se aplique debidamente todo el peso de la ley a los malos funcionarios que
se llenan los bolsillos con el dinero del pueblo.
Perú Nación ha creado una Comisión Nacional de Control
Popular para que actúe como una contraloría partidaria del cumplimiento de los
compromisos de honor suscritos por nuestros candidatos para la creación de
estos comités anticorrupción y, más adelante, vigile la marcha eficiente y
transparente de los mismos.
Ese es nuestro compromiso con nuestros conciudadanos quienes
el 7 de octubre deberán escoger entre votar nuevamente por la corrupción o
hacerlo por un partido limpio y con propuestas concretas para terminar con
ella, como Perú Nación.
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