* El padre Marcin Schmidt, secretario general de la “Fundación 5P Global”, acompañó al vaticano a un grupo de niños procedentes, en su mayoría, de zonas en guerra que, a pesar de todo, quisieron llevar un mensaje de esperanza.
Sin piernas ni manos. El horror inocente
permanece en silencio frente al papa Francisco, feliz por una hora y un día de
estar en donde un niño puede abrir los ojos ante la maravilla de un hermoso
edificio y no ante el temor que una gran bomba pueda arrancarle un trozo de cuerpo,
de familia, de vida.
Junto a Francisco se encuentran una treintena de ellos,
procedente de Ucrania, Palestina, Bielorrusia, Indonesia. Habla el padre Marcin
Schmidt, secretario general de la “Fundación 5P Global”, que
permitió a estos pequeños viajar a Roma para la primera Jornada Mundial de los
Niños.
EL ABUELO CON SUS NIETOS
“El Santo Padre nos saludó con una gran sonrisa y gran
alegría, lo que se ve, como un verdadero abuelo abrazando a sus nietos”, cuenta
el padre Schmidt a los medios vaticanos tras el encuentro. Durante la
audiencia, la presentación de los niños por parte del padre Schmidt hizo que
Francisco dijera una suave “terrible “en un momento dado. Estamos aquí con
niños de varios países, tenemos aquí niños de Ucrania, del hospital (de
Leópolis, ndr) son niños que han perdido las piernas, las manos y también a sus
padres. Y están aquí con sus doctores, médicos muy buenos que les han salvado
la vida”.
COMO MONEDA DE CAMBIO
En el grupo también esta Yana, una niña que hace un mes
corrió el maratón de Boston con unas piernas ortopédicas “los niños ucranianos
no sonríen”, tienen que constatar una vez más Francisco.
Sin embargo, Yana encarna la “esperanza”, la
fuerza de una resiliencia que quiere creer en un horizonte hermoso a pesar de
todo. A pesar de la cara oscura de la moneda, esa-recuerda el padre Schmidt al
Papa-del abismo de los niños “vendidos por órganos” de los padres que
los venden “como moneda a cambio”.
EL PREMIO DE LOS NIÑOS
Pero hoy es sobre todo el día de la gran fiesta de los
niños y de este grupo que sonríe a Francisco como solo los niños saben a serlo
más allá de la fealdad del mundo.
“También tenemos aquí al ministro de los derechos de los
niños, que es autor de la Convención sobre los derechos de los niños en el
mundo, que trabajo en Siria, tenemos la Orden de la Sonrisa, que es un premio
internacional que solo dan los niños a los adultos, es el único premio en el
mundo que dan los niños”, relata el padre Schmidt, recordando que el Papa
recibió el mismo premio hace cuatro años.
“Muchas gracias por recibirnos aquí, gracias de todo
corazón”, repitió el padre Schmidt, y el Papa correspondió en
ucraniano “Slava Isusu Khrystu”, “Alabado sea Jesucristo”.
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