P.J. AMPLIACIÓN TÚPAC AMARU: AYER UNA ILUSIÓN, HOY, UNA HERMOSA REALIDAD | POR: DR. GUILLERMO PÉREZ SIALER


Por: Dr. Juan Guillermo Pérez Sialer

El mundo es de los soñadores, de aquellos que, guiados por la fuerza de la imaginación y sin dejarse amilanar por las dificultades, pueden convertir sus ilusiones en una hermosa realidad.

El domingo 20 de abril del presente año, por la mañana, visité a mi colega el Ing. Pascual Juárez Mayanga, en su domicilio del P.J. Ampliación Túpac Amaru de la ciudad de Chiclayo. 

Nos conocimos en la ocupación de este asentamiento poblacional, ambos estudiantes de ingeniería en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, elaboramos el primer expediente técnico de este lugar, que sirvió de base para la lotización definitiva por la Municipalidad Provincial de Chiclayo, y posteriormente, la titulación del mismo por el entonces alcalde, Julio Fernández de la Oliva.

Corrían los años 80, en sus inicios, el Perú, era gobernado por el Arq. Fernando Belaunde Terry, el alcalde de Chiclayo, el Dr. Flavio Núñez Izaga y yo, estudiante de ingeniería en la U.N.P.R.G. y presidente de la Asociación de Pobladores del P.J. Túpac Amaru. 

Imaginaba que el área pequeña de nuestro pueblo podía ampliarse con un área eriazo colindante, poblada de morros de desmonte, que limitaba por el este con la Panamericana Norte, a la altura del P.J. Ricardo Palma. 

Además, queríamos ubicar a la población excedente de Túpac Amaru. Procedimos a ocupar dicha área, pero, fuimos desalojados por la policía. Habíamos fracasado en éste primer intento. 

Tiempo después conocimos que, tal lugar, le pertenecía a la Dirección de Educación, posteriormente se construyó lo que hoy es la I.E. Juan Tomis Stack.


Estaba al frente de un grupo de jóvenes, llevados por el ideal de justicia social y por la necesidad de cumplir con el compromiso con muchas personas esperanzadas con la ilusión de la vivienda propia, y, en mi caso particular, también ampliar el área geográfica de Túpac Amaru. 

Hicimos una segunda ocupación, un poco más al norte, en un área muy accidentada por grandes huecos pues, allí confeccionaban adobes. 

Nos ubicamos, en ese lugar, hoy es el P.J. Ampliación Túpac Amaru, ese nombre le pusimos porque obedecía al propósito original. 

Ahora está titulado, sus calles, avenidas, veredas y jardineras, construidas de concreto rígido, obra próxima a ser inaugurada. 

Todo esto mejora el ornato de este asentamiento poblacional, cuyo origen y fundación, la mayoría de sus actuales moradores desconocen.

Los pueblos aspiran por lo general a conocer sus orígenes, a fin de construir los caminos de su evolución y desarrollo de la mejor manera; por eso se acude a la historia, que es el conocimiento del pasado humano, para encontrarle sentido a las acciones y realizaciones. 

En el domicilio de mi amigo y colega Pascual Juárez, recordamos acciones, anécdotas y personas con quienes fuimos actores de esta parte de la historia de la Ampliación: Romualdo Culquicondor, Luis Cabrejos la Serna, Santiago Carlos, Isolina Fernández, Aurelia Pintado, Hugo Mejía, Ángel Saavedra, Emilio Núñez, Isabel Arrasco, Yolanda Mimbela, Carlos Inga, Rosa Huancas, Alberto Carrión, la familia Gutiérrez, familia Cortés y tantos otros ciudadanos, muchos de ellos ahora, habitan en el reino de Dios, y merecen nuestro reconocimiento y gratitud.

Venimos a este mundo para ser felices, pero, también para ser útiles. Éramos jóvenes de la época y teníamos la fuerza de nuestros sueños, el compromiso con el idealismo de la justicia social y el coraje para imponernos a las amenazas de desalojo. 

Veíamos la vida como una ilusión, la ilusión que menciona Calderón de la Barca en su obra: La vida es sueño, o la mención del extraordinario músico alemán, Richard Wagner, cuando en la ópera “Los maestros cantores de Nuremberg” reflexiona sobre la naturaleza de la vida y concluye que “todo en la vida es ilusión”. Seguramente, la ilusión que nos llevó a creer en la ampliación geográfica del P.J. Túpac Amaru, y la ubicación de familias que soñaban con la casa propia. Nosotros lo hicimos.

Concluida la misión, volví a mi querido barrio de Túpac Amaru, con la felicidad de haber sido útil en una acción de justicia social, sin que primara alguna prebenda, lote de terreno o acto subalterno, como pueden dar fe los antiguos moradores de la Ampliación. 

Mi felicidad es mayor cuando recuerdo la ilusión de ayer y hoy, el P.J Ampliación Túpac Amaru, por el paso del tiempo y la fuerza de sus moradores, convertido en una hermosa realidad. 

Ayer concluyó para mi esa ilusión, pero hoy, empieza una nueva ilusión, porque todo en la vida es…ilusión.

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