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NIKKI HALEY - EMBAJADORA DE ESTADOS UNIDOS ANTE NACIONES
UNIDAS /AFP
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"Ya es
demasiado", dijo la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas,
Nikki Haley, quien acusó al líder norcoreano, Kim Jong-Un, de "suplicar
por una guerra".
Es necesario
que la ONU tome "las medidas más fuertes posibles", declaró durante
la sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, al día siguiente de
un sexto ensayo nuclear norcoreano.
La diplomática llamó al organismo
que cese "las medias tintas".
La nueva batería de sanciones
presentada por Washington, la octava, será negociada en los próximos días,
antes de ser sometida a votación en el Consejo de Seguridad, el 11 de septiembre, indicó.
Las últimas sanciones contra
Pyongyang, más severas que las precedentes, fueron adoptadas por los 15
integrantes del Consejo.
"Veremos lo que hay en el
proyecto de resolución", declaró después de la reunión el embajador ruso
ante la ONU, Vassily Nebenzia. Pero "las sanciones por sí mismas no
ayudarán a encontrar una solución y no estoy seguro de que influirán sobre la
otra parte".
Moscú y Seúl condenaron "con
firmeza" el último ensayo nuclear norcoreano, que tuvo lugar el domingo.
-
Pekín apuesta al "diálogo" -
Para China, la crisis "debe
ser resuelta de manera pacífica", declaró el lunes su embajador ante
Naciones Unidas, Liu Jieyi. "Gracias al diálogo, podemos llegar a una
desnuclearización de la península coreana", agregó, y precisó que su país
"jamás permitirá el caos y la guerra" en la zona.
Liu Jieyi demandó la adopción del
plan elaborado por China y Rusia, que prevé el congelamiento de las pruebas
atómicas y de misiles norcoreanas a cambio de la suspensión de las maniobras
militares conjuntas de los ejércitos estadounidense y surcoreano.
Haley
consideró "insultante" esa propuesta: "Cuando un régimen
delictivo apunta con un arma atómica y un (misil intercontinental) ICBM, no se
puede bajar la guardia. Nosotros no lo haremos de manera alguna",
advirtió.
La bomba de
hidrógeno que Pyongyang hizo explotar el domingo, de una potencia estimada en
50 kilotones, es cinco veces más poderosa que la ensayada anteriormente por el
régimen de Kim Jong-Un y tres veces más que la lanzada por Estados Unidos sobre
Hiroshima en 1945, según dirigentes surcoreanos.
China, destino del 90% de las
exportaciones norcoreanas, es el principal respaldo de Pyongyang.
Las últimas sanciones
internacionales apuntaban a privar al régimen de Kim Jong-Un de unos mil
millones de dólares de ingresos y habían sido adoptadas tras un mes de arduas
negociaciones entre Estados y China, acusada en el pasado de no haber aplicado
en su totalidad las resoluciones de la ONU.
Pekín prometió a comienzos de
agosto atenerse estrictamente a las nuevas sanciones dispuestas entonces.
- Turismo, expatriados -
Según fuentes diplomáticas, las
medidas que se están negociando esta semana podrían apuntar contra los insumos
petroleros de Corea del Norte, el turismo o los ingresos en divisas de
trabajadores enviados al extranjero, principalmente Rusia y China.
En el Consejo de Seguridad,
Washington dispone del apoyo de Londres, París, Roma y Tokio.
"Respaldamos la adopción
rápida por el Consejo de nuevas sanciones en el dominio económico y
sectorial", dijo el embajador francés, François Delattre, al término de la
reunión del organismo.
Varios países subrayaron la
"urgencia" de una respuesta internacional, ante la posibilidad de que
el régimen norcoreano esté preparando un nuevo tiro de misil balístico.
Es la segunda vez en seis días que
el Consejo se reúne de manera urgente. El 29 de agosto se había limitado a
adoptar una declaración unánime de condena a un disparo de misil balístico que
surcó el cielo japonés.
Corea del Norte podría estar en
condiciones de colocar una bomba nuclear en un misil con posibilidades de
alcanzar Estados Unidos, pero los occidentales no lo pueden asegurar con total
certeza.
- Maniobras navales surcoreanas -
El embajador ruso insistió en que
los miembros del Consejo de Seguridad "conserven la sangre fría" y
"no se dejen desbordar por las emociones", pareciendo aludir al
presidente estadounidense, Donald Trump, que prometió semanas atrás "hacer
caer el fuego y la ira" sobre Kim Jung-Un si continuaba con sus
"provocaciones".
Este martes, la marina surcoreana
inició ejercicios con tiros reales, un día después de maniobras terrestres,
también con fuego real, simulando un ataque con misiles balísticos sobre el
polígono de tiro nuclear norcoreano.
Seúl y Washington anunciaron el
reforzamiento del sistema antimisiles Thaad en Corea del Sur, el escudo
estadounidense que provoca la ira de China, así como la supresión de las
disposiciones que limitan a 500 kg la carga transportada por los misiles
surcoreanos.
Trump accedió además a vender armas
y equipos militares a Seúl por varios "miles de millones de dólares".
Estados Unidos advirtió el domingo
a Pyongyang que lanzaría una "respuesta militar masiva" en caso de
que Corea del Norte amenace su territorio o el de sus aliados, aunque precisó
que no buscaría "el aniquilamiento total" del país gobernado por Kim
Jong-Un.
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