La democracia siempre será la mejor manera de conducir un país hacia la consecución de sus objetivos; ya que es una forma de gobierno que con sus virtudes y defectos es lo que permite a los ciudadanos elegir a las personas que quieren que les gobierne, cuyos principales valores que se proponen para una sociedad democrática son: libertad, justicia y solidaridad.
A través de la
historia participar en el ámbito de la política, era un honor, como lo es aun
en algunos países del mundo, donde las personas más preparadas, más
representativas, que tengan sensibilidad social por el prójimo, con mucho amor
por su comunidad y a la patria, eran los mismos vecinos, el mismo pueblo
quienes los convencían para que los represente y sean la voz de sus principales
necesidades.
Los tiempos han
cambiado tanto que en la actualidad, el futuro candidato es el que se autoelige
como representante porque considera que es su tabla de salvación para que su
mejora personal y poder tener la oportunidad de figurar y tener su propia cuota
de poder en el ámbito que pretende actuar y de acuerdo a una campaña con
mensajes engañosos, apoyado por una camarilla de allegados, con respaldo
indispensable de sus recursos económicos que no se conoce su origen real;
inician su recorrido político de convencimiento a la gente sin importar nada,
lo que vale es el voto, todo vale en esas circunstancias, porque si salgo
elegido, después te devuelvo lo que me prestaste.
Históricamente en
nuestro país las personas que incursionaban en política eran los más capaces y
con más preparación política desde la Universidad, con sus excepciones por
supuesto, evidenciando un gran porcentaje de personajes notables y un mínimo de
personas oportunistas, aprovechadores y que se la encontraron en el camino, sin
embargo también tanto en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial se trataba de
buscar a los mejores, lo que hoy podemos percibir que esos porcentajes se han
cambiado significativamente, son mucho más los peores, los mediocres o lo que
nunca se imaginaron ocupar un puesto importante, los que no tienen vergüenza de
nada y lo peor no les pasa nada y el porcentaje minoritario de dignos
representantes son los que están hoy avasallados y sometidos por la mayoría
inepta a quienes no les interesa nada, solo su futuro interés personal o de
grupo.
Cuando a una
persona honorable, capacitada, decente, con el perfil adecuado para el puesto,
comprometida con los intereses de la patria, le proponen (con algunas
condiciones) y acepta para ocupar un puesto importante en el Estado; a
partir de ese momento inician los problemas, si en el camino se atreve a
mejorar los procedimientos, tomar decisiones adecuadas y hacer los cambios
necesarios para mejorar la eficiencia y los resultados, es donde empiezan las
denuncias fiscales en su contra, realizadas por personas inescrupulosas,
sinvergüenzas y descarados que son los mismos de siempre, que no quieren perder
ciertos privilegios deseando que se mantenga la mediocridad, convirtiéndose en
protagonistas opositores mediáticos y con el apoyo de ciertos Abogados
mercenarios, preparan sendas denuncias (Organización Criminal, está de
moda para tener más tiempo en la investigación) en muchos casos sin razón,
como consecuencia de ello, malos Fiscales y Jueces aceptan esas
denuncias sin hacer un análisis concienzudo del hecho y responsabilidades por
lo tanto; dan inicio a procesos judiciales interminables, lo que trae como
consecuencia que esa persona muy bien intencionada de poder contribuir a su
patria, se ve concurriendo a sus innumerables citaciones fiscales y todo lo que
origina un proceso judicial y lo peor ensombreciendo su impecable hoja de vida
y sin que nadie restituya su honorabilidad.
Toda esa experiencia de ingresar a la política con las mejores intenciones de colaborar entregando lo mejor por un digno ideal, se convierte en un rechazo generalizado de todo un universo de profesionales y técnicos capaces y por consiguiente dando la oportunidad y espacio a otro grupo de aprovechadores que buscan su efímero poder, la moto, la circulina, la seguridad, buen sueldo sin hacer nada productivo y que en momentos de crisis son los primeros en rehuir responsabilidades, teniendo en su mente probablemente el “Ahora o Nunca”.
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