* Proyecto
aprobado por la Comisión de Constitución desata preocupaciones por corrupción y
clientelismo.
La última decisión, por mayoría, de la Comisión de
Constitución y Reglamento del Congreso de la República para permitir la
reelección de gobernadores y alcaldes la considero oportuna y adecuada a la
realidad pues, antes de que, a través de una modificación constitucional, se
estableciera su prohibición, era usual que gobernadores y alcaldes pudieran ser
reelectos, sin ninguna limitación, en consideración a que se dejaba a los
vecinos que sean ellos quienes, previa
evaluación del resultado de la gestión regional o municipal, decidan sobre la
posibilidad de que sea reelegido el gobernador o alcalde, según corresponda.
En aquella
oportunidad, por una motivación puramente populista y en la equivocada
fundamentación de que esa era una forma de evitar la corrupción, su aplicación
no tuvo el efecto deseado. Pues, el gobernador o alcalde que tienen tendencia a
ejercer su función violentando los principios éticos y morales, promoviendo los
actos de corrupción, no necesitaba estar uno o más periodos en el ejercicio del
poder, ya que, si tiene voluntad de verse favorecido por el ejercicio del
cargo, sí puede llevarse “jalando” la región o municipio en un año; lo
van a lograr, no necesitando estar más de un periodo para conseguirlo.
Al respecto hay
que tomar en cuenta que los Consejos Regionales y los Consejos Municipales son
los entes fiscalizadores de las decisiones de los gobernadores y alcaldes,
respectivamente, debiéndose comportar como controladores directos de los
titulares de los gobiernos subnacionales. En consecuencia, como es obvio, debe
corresponder la responsabilidad de la falta de control a los consejeros
regionales y regidores cuando se “deja hacer o dejar pasar” los
actos o decisiones ilegales o corruptas de los gobernadores o alcaldes.
Si la autoridad
regional o municipal incurren en actos que contravienen las normas
establecidas, es que sus correspondientes. Consejos no actuaron como era su
obligación o, en su defecto, también sus integrantes (como cómplices) terminan
viéndose favorecidos.
Por lo tanto, hay
que preocupar a los vecinos de los distritos, regiones y provincias que, cuando
emitan su voto, lo hagan con criterio y responsabilidad, inspirados en el
interés vecinal y no en el individual, eligiendo a la persona más idónea y
mejor preparada para el ejercicio de la función regional y municipal.
Asimismo, y en el
entendido de que, a nivel del pleno del Parlamento, cuando tenga que discutirse
el proyecto que presentará la Comisión
respectiva, ojalá se considere la posibilidad de que no se limite a una sola reelección
,sino, como era antes, se habilite la opción de que sean los vecinos quienes
decidan su gobernador o alcalde pueda ser reelegido por varios periodos
consecutivos, siempre y cuando haya demostrado una eficiente administración de
la cosa pública y pueda así seguir desarrollando los proyectos que favorezcan a
su comunidad Hacer un análisis comparativo con la no reelección, para un
periodo inmediato o posterior, del presidente de la república, como lo tenemos
establecido en nuestro ordenamiento constitucional, es realmente un
error,pues,en el caso del Poder Ejecutivo en Perú estamos frente a una clase de
gobierno presidencialista, en la que el jefe de Estado es una autoridad con
mucho poder en la que los integrantes de su Consejo de Ministros dependen
directamente de él, quien es el que tiene la facultad de designarlos y de
removerlos del cargo, inclusive, sin ninguna explicación o fundamentación.
Razón por la
cual, considero que, en el caso de presidente de la república en nuestro país,
debe prohibirse la reelección en forma absoluta; es decir, quien llega una vez
a la presidencia, debe hacerlo únicamente por un periodo, sin ninguna
posibilidad de poder ser reelegido, aunque sea dejando un periodo. Con ello se
evita que se personalice el ejercicio del poder y, por el contrario, obligue a
las agrupaciones o partidos políticos a tener que preocuparse en crear nuevos
cuadros de personas capaces de poder remplazar a los que, si tuvieron la
oportunidad, puedan hacerse cargo de dirigir la administración del Estado, y
continuar así lo que pueda ser una buena gestión de gobierno.
Publicar un comentario