“LA PRENSA COMO NEGOCIO” | POR: LUIS GARCÍA MIRÓ ELGUERA

Confirmando su hipocresía, el venido a menos diario La República denigra la promulgación de la ley de promoción agraria que restituye el régimen tributario a la agricultura moderna, tras lograr el milagro de convertir a aquellos arenales costeros en vergeles productores de infinidad de frutas y frutos. Por ello, Perú se transformó en importante productor mundial de arándanos; así como de diferentes productos del campo como paltas, café orgánico, cítricos, espárragos, uvas, paltas, paprika, etc.

Hasta que los rojos decidieron anularlo, en su intento de imponer lo que se conoce como segunda reforma agraria. En rigor, el objeto de los socialistas —con La República como vocero— fue quebrar a la nueva agricultura para que regrese la miseria al campo. También para que los rojos puedan manipular a aquellos agónicos campesinos que jamás consiguieron hacer producir los millones de hectáreas que el Estado robó a nuestros agricultores, confiscándoles sus tierras para dárselas a los campesinos. ¡Pero estos no lograron hacerlas producir! Por muchas razones —que el Estado jamás previno— asociadas a esa confiscación de tierras disfrazada de reforma agraria.

La República salivaba cuando, en plena convulsión —durante el espurio paso de Sagasti por la jefatura del Estado— la izquierda consiguió que el Estado anule la ley que consolidó el milagro de convertir al Perú en primer exportador mundial de innumerables productos agrícolas, y a la vez dañar a los “terratenientes”, a través de miles de millones de soles en impuestos por exportación y/o venta local de innumerables productos del campo, cosechados desde unos —anteriormente— estériles arenales, convertidos en vergeles gracias a la inversión de miles de millones de dólares en equipos, tecnología, asesorías, etc. ¡Pero la izquierda detesta el éxito ajeno! Su objetivo es mantener quebrado al país preparando la gran revolución totalitaria. Hasta que Sagasti derogó finalmente la ley, bajo el principio marxista de arruinar al privado, como ocurriera en la ex URSS.

Pero un tal Campodónico, correveidile del dueño de La República —por entonces, presidente de Petroperú—, estafó al país comprometiéndolo a comprar una refinería petrolera que, dijo, costaría US$ 1,600 millones, y acabó costándole US$ 7,000 millones a una nación que produce muy poco petróleo. ¡Pero esta estafa jamás la denunció La República! ¡Negocios son negocios! Hay que distraer al país gritando ¡Ahí va el ladrón, cojan al ladrón!, cuando el ladrón es el mismo que grita para distraer.

La falta de principios morales —que demanda mucha indecencia— es la estrategia preferida por los rojos para distraer al país con fuegos artificiales, mientras ellos se roban la custodia. El señor Mohme sabe muy bien que la agroindustria es sumamente beneficiosa para todo el país, y que será inviable si el Estado no regula su tributación. Como sucede en las demás naciones, donde las condiciones medioambientales/agrícolas se prestan para desarrollarla. Y también supo, por boca de su súbdito Campodónico —en ese momento, poderoso presidente de Petroperú— que la refinería de marras no costaría aquellos US$ 1,600 millones que prometiera su empleado, sino muchísimo más. ¡Por tanto, sería una buena fórmula para redondear alguna jugosa “operación”!

Compartir:

Publicar un comentario

 
Designed by OddThemes & Best Wordpress Themes 2018
Copyright © Semanario Clarin Chiclayo | Contacto | Acerca De